
Toda mi vida he desconfiado de la «fe ciega», de la creencia injustificada. Hay muy buenas razones para no creer algo sin pruebas, y así me condicionaron mi familia, mi cultura, mi educación y el momento de la historia en el que me tocó nacer.
Pero también hay una enorme variedad de cosas que podemos aceptar o no por fe: no es lo mismo creer en un Dios todopoderoso que creer en un amigo o en que superarás una mala racha. Aun así, todas son formas de depositar confianza en algo sin pruebas.
No tengo ninguna garantía de que mi amigo no me traicionará, ni sé con seguridad que superaré tal o cual dificultad. Sin embargo, elegimos creer en esas cosas. Aunque tengamos razones para creerlas, suele haber cierto grado de fe. Como la certeza absoluta es un animal poco común, la mayoría de nuestras mascotas son razas de creencia, fe, o confianza.
Tanto la fe como el miedo exigen que creas en algo que no puedes ver. Tú eliges.
— Bob Proctor
Me topé con esta cita ‘new age’ en un momento en el que ya estaba reflexionando mucho sobre la elección y saddhā (el término pali que suele traducirse como «fe» o «confianza») y realmente me hizo pensar.
No soy fan de todo eso de la «ley de la atracción». Mi tendencia es desconfiar cuando un estudio psicológico sugiere que el pensamiento positivo contribuye a que te sucedan cosas buenas y a tener una buena vida en general. Sin embargo, no me cuesta creer en las profecías autocumplidas, en las que ser negativo acaba «manifestando» cosas malas. De algún modo, esto es intuitivo para mí, lo he visto a mi alrededor y lo he experimentado yo mismo.
Entonces, ¿por qué no creer en su equivalente positivo? O funcionan las dos cosas o no funciona ninguna. Aceptaría, por ejemplo, que la actitud de un paciente puede ayudar o dificultar su recuperación, al menos en cierto grado; o que nuestra actitud ante los retos vitales puede marcar una gran diferencia.
Reconozcamos que ya creemos todo tipo de cosas sin conocimiento de primera mano ni certeza, así que ¿por qué no elegir creer ciertas cosas a propósito? Elegir creer cosas de las que en realidad no tengo pruebas puede ser liberador cuando afirma mi capacidad de actuar en lugar de negarla. Y entonces me di cuenta de que eso es exactamente la fe: una elección. Más concretamente, una elección positiva.
A menudo, las razones por las que elijo creer en algo no tienen que ver con las pruebas que tengo, sino con mis valores y con el impacto de la elección misma. Así que elijo creer que superaré una mala racha, elijo creer que un proyecto funcionará, elijo creer en lo mejor de las personas y elijo creer que podré con lo que sea que me depare el futuro. ¿Por qué? Porque lo elijo. Porque quiero caminar en esa dirección y quiero las actitudes y acciones que vienen con la elección de la confianza.
La alternativa, el miedo, es como una fe negativa. Con la misma falta de conocimiento o certeza, creo que algo no saldrá bien, creo que ese comentario fuera de lugar tenía una mala intención, creo que ocurrirá lo peor, creo que van a por mí. ¿Cuál es el resultado de esas creencias?
Las creencias tienen consecuencias. Elige sabiamente. ¿Qué vale la pena creer?
Es muy interesante hay mucho por decir te propongo un meet para hablar sobre la fe Gambatte kudasai
He pensado sobre el tema por las mismas razones. No se quien dijo que cuando conoces la estrategia para ganar a las cartas (memorizar las cartas que pones obre la mesa cada jugador y estimar probabilidades) el juego deja de ser un juego. Para quien acepta el empirismo y la ciencia positiva puede ser complicado articular la fe. Me considero escéptico moderado; y eso se debe a que el escepticismo más radical conduce al absurdo e impide tomar decisiones. es materialmente imposible comprobar por uno mismo cada cosa: si en una radiografía me encuentran un tumor óseo y el traumatólogo me dice que es necesario operar lo antes posible para extraerlo y biopsiarlo el escepticismo extremo podría llevar a dedicar mucho tiempo a estudiar para estar en condiciones de entender completamente la situación. Y en la práctica resulta que, en muchas pruebas diagnósticas, el traumatólogo mismo tiene que confiar en el saber del radiólogo.
Mi solución coincide con la que planteas. Hace muchos años, cuando leía las novelas de ficción de Carlos Castaneda encontré una idea que su personaje estrella, don Juan Matus, llamó «desatino controlado»: aunque uno llega a «ver» que todo es lo mismo, actúa como si el camino elegido importara.
El filósofo Pirrón, apodado «el escéptico», y conocido por los escritos de Sexto Empírico defendía que todas las afirmaciones del campo de la ética podían ser refutadas. Cuando uno se dedica a razonar en abstracto se pueden defender conclusiones como esta, especialmente si descartamos que los principios éticos hayan sido dictados por un dios.
Pero si vamos realmente a lo que llamamos empírico las decisiones tienen efecto, y se toman porque uno elige confiar en una serie de supuestos. Las creencias moldean nuestra decisiones y tienen efectos. Leí hace poco un texto de del psicoanalista Lacan en el que dice que una interpretación en psicoanálisis no es que sea verdadera, sino que produce verdad, y lo hace en tanto que produce un cambio en la persona analizada. A diferencia de Freud, Lacan o está diciendo que se trate de encontrar una verdad que ya estaba escondida antes, como quien excava y encuentra aun tesoro.
Mi experiencia a lo largo de la vida me ha mostrado que la ética budista tiene efectos saludables en mi vida. No me planteo cosas mercantiles como acumular méritos o los efectos kármicos en vidas futuras. Simplemente examino como suceden las cosas si soy amable, evito el chismorreo y la falsedad. Observo el efecto que tienen las palabras hirientes, las mentiras y los bulos. Hay otros elementos que podrían parecer menos evidentes. Para las personas que siguen el camino Mahayana, la fe en el Sutra del Loto parece tener un efecto benéfico en sus vidas, y la práctica del nembutsu o la recitación de «Namo Myoho Renge Kyo» puede servir como práctica de samatha.
Hace bastantes años fui a un retiro de introducción a la meditación Zen. Por razones que desconozco no se puso como norma el silencio durante el periodo de retiro, que suele ser habitual. Se formaban grupos en los periodos en que no se meditaba. Dos personas habían practicado zazen dentro de la tradición modernista Sambo Kyodan, que importó a europa un misionero jesuita. Entre los seguidores de esa corriente hay muchos católicos, y muchos sacerdotes y monjes o monjas. En las salas de meditación puede estar presente una cruz y una imagen del Buda. Uno de los que hablaban expresó su menosprecio por esta tradición, ridiculizando la presencia del crucifijo. Una de las personas que había meditado con miembros de la escuela Sambo Kyodan, en tono tranquilo dijo: «solo puedo decir que meditan mucho». Mi experiencia coincide, son personas de fe, y creo que, probablemente por ello, practican zazen con mucha sinceridad y energía. Mi experiencia, en el contacto que tuve con ellos es que su fe produce efectos saludables por su conducta y por la dedicación a la práctica de meditación.
Si los psicólogos no confiasen en que las personas pueden modificar sus hábitos, si los entrenadores no creyesen en que las personas pueden mejorar su fuerza, resistencia, velocidad y destreza; ¿qué sentido tendría ser psicólogo clínico o entrenador deportivo?
Me he extendido un poco para decir que mi solución frente a las dudas que suscita el tema de la fe es similar a la que comentas. Es un elijo creer esto. A fin de cuentas creer no es lo mismo que saber. Si me inscribo en la faculta de ingeniería se sobreentiende que confío en que al cabo de unos años de estudio y esfuerzo tendré los conocimientos y aptitudes necesarios para ejercer como ingeniero. Sin esa confianza no habrá esfuerzos sostenidos a largo plazo y el mundo en el que vivimos sería muy distinto. El desatino controlado sería propiamente actuar como si ser ingeniero fuese importante y hacerlo de tal modo que un observador no pueda saber si creo en ello o no. Hace más de 30 años coincidí en una cafetería con antiguos conocidos de un compañero de yoga. Habían caído en la adicción a la heroína. Uno de ellos argumentaba que «todo es una mierda, vamos a morir igual». Le dije tranquilamente que estaba de acuerdo en que todos terminaremos muertos, pero que el recorrido que hacemos hasta entonces es diferente. Si quedó pensativo y concedió «tienes razón». No sé si eso le hizo replantearse su adicción; prefiero creer que sí, que las personas pueden cambiar.
Hay una noción mágica de la fe, por ejemplo eso que llaman «ley de atracción» y gran parte de la «psicología positiva». Tengo una amiga muy devota de esas creencias, incluida la fé en los ángeles. Le ayudan en momentos duros, la sostuvieron en momentos en que la vida la puso en situaciones en las que otras personas se lanzan a beber o a conductas destructivas. Es una buena razón para no contradecir sus creencias. No importa mucho que esas creencias sean demostrables en condiciones experimentales. He visitado una unidad hospitalaria de cuidados paliativos. Allí conocí a una pocas personas que estaban cerca de la muerte y mantenían una serenidad extraordinaria. Todas esas personas eran cristianas y católicas y su fe era palpable en su actitud. Es cierto, también dicen que tienen fe personas que defienden el uso de la violencia. Lo mismo que existe el samadhi erróneo o no saludable, tambiéne xiste la fe no saludable.
Un saludo
Bueno, el Karma de «hasta hoy» ya está «escrito», pero el del futuro depende en parte de nuestras acciones. ¿No es esto lo que quiers decir? Entonces, si actúas de forma positiva….
Felicidades por el blog
Hola Marcelino. No tengo claro dónde menciono el karma en este artículo, pero “karma” no se refiere al destino o el resultado de nuestros actos (aunque popularmente se use así) sino precisamente a los actos en sí, que luego tienen consecuencias. Es decir, nuestro presente está condicionado por nuestro karma pasado, y el futuro depende de nuestro karma (acciones) presente.
Hola, Bernat.
Tienes razón en que no mencionaste el Karma, me equivoqué y la respuesta iba para Shivaprem, aunque si no te entendí mal en tu comentario, creo que también dices algo así como que «tener fe en que algo vaya por cierto camino» -elijo creer esto-, podría, a pesar de que como yo seas escéptico moderado, obrar algún tipo de «milagro» en esa dirección en la que has decidido creer. Es por esto que lo enlazaba con el Karma, dado que cuando haces una acción consciente (como por ejemplo, saludar al vecino) estás aumentando las posibilidades de que el vecino también te salude «por haber creado con el saludo un karma de bueno rollo». Es decir, que elegir creer en esto (la devota cree al tiempo que reza) sería similar a dirigir tus acciones (crear karma) en la dirección en la que crees.
En fin, no sé si estaré bien enfocado, que en esto del budismo solo llevo un año 😉
Un saludo
Sí. Sólo que tenemos tan integrado el uso coloquial de ‘karma’ que cuesta mucho cambiar y dejar de pensar en el karma como efecto, como el futuro que se crea: karma es la causa, son las acciones que crean ese futuro y no el futuro potencial creado. Ese futuro es el ‘fruto de los actos’ (karmaphala).