Meditación y activismo contra el cambio climático – entrevista a Yanai Postelnik

A principios de 2020, aproximadamente una semana antes de que comenzara el confinamiento en el Reino Unido, me reuní en línea con el maestro de meditación budista Yanai Postelnik, quien en los últimos años ha estado dedicando cada vez más tiempo al activismo con el grupo Extinction Rebellion. Equipado con las preguntas que recopilé de vosotros, lectores del blog, así como con mi propia curiosidad y respeto por Yanai, tuvimos una conversación larga y fascinante.

La pandemia enterró esta entrevista en mi ordenador durante un tiempo ridículamente largo; pero finalmente, y con la enorme ayuda de Ramsey Margolis y Mike Slott, os la puedo ofrecer. No es una lectura breve, pero espero que la encontréis tan interesante como la encontré yo.

Bernat: ¿Cómo te diste cuenta de que tenías que dar un giro hacia el activismo contra el cambio climático? ¿Qué cambió?

Yanai Postelnik: Siempre sentí que mi práctica del dharma y mi enseñanza eran una forma de activismo, en parte ayudándome a involucrarme en el mundo de una manera que fuera beneficiosa, de apoyo y de contribución. Como maestro de dharma, apoyo a otras personas no solo por su propio bienestar, sino porque en su propio bienestar y desarrollo espiritual, inevitablemente estarán comprometidos y contribuirán al bienestar del mundo.

Si bien era muy consciente de los problemas ecológicos y me preocupaba la sostenibilidad de nuestro mundo, realmente no estaba tan conectado con eso.

En 2018 encontré las conclusiones del informe del IPCC: que el consenso científico era que estamos fallando en esto como comunidad colectiva. Nuestra forma de hacer las cosas, nuestra actividad como especie humana en el mundo, nos acelera hacia un resultado destructivo devastador. Algo en mí tenía la sensación de que necesitaba hacer algo más que trabajar en la transformación de corazones y mentes. Eso es esencial, pero es necesario que suceda algo más.

Ese año, viajé a Rumania, donde mi padre fue un niño judío durante el Holocausto. Sobrevivió porque él y sus padres escaparon de un campo de concentración. Siendo el primer miembro de mi familia que volvió al lugar donde eso sucedió, tuve que enfrentarme a que lo que había sucedido entonces en esa comunidad fue la lenta progresión de pequeñas cosas. Cada una de esas cosas fue difícil, pero fue más difícil pararse y resistir, así que nadie lo hizo. Sin embargo, el resultado del genocidio para el pueblo judío y otros fue espantoso. Algo en mí recibió el mensaje de que tengo que ponerme de pie ahora.

Así que tuve la sensación de querer cambiar mi enfoque del trabajo interno hacia hacer lo que pueda para ayudar a nuestro mundo a despertar colectivamente a esto, y responder de manera efectiva y significativa a los riesgos que enfrentamos.

Bernat: ¿Por qué Extinction Rebellion (XR)?

Yanai: Su modelo de compromiso es la desobediencia civil no violenta, y también lo que yo consideraría como un enfoque del activismo más espiritualmente informado y psicológicamente inteligente, lo que me dio una sensación de esperanza. Parecía alineado con mis valores fundamentales y pensé que tenía el potencial de ser efectivo.

Uno de sus principios fundamentales es abstenerse de culpar y avergonzar. Dejé el activismo como estudiante universitario porque ya no podía ser parte de algo que, para mí, era tóxico, lleno de ira, tanto hacia los demás como entre diferentes grupos que actuaban con los mismos fines pero de diferentes maneras. Había una gran cantidad de agresión e ira inconscientes. XR comprendía los peligros del agotamiento y la necesidad de un compromiso sostenible, al tiempo que buscaba la sostenibilidad como cultura humana como resultado.

Bernat: Una pregunta que recogí fue sobre la rabia y la ira de los activistas que traen más culpa y destrucción que soluciones.

Yanai: Necesitamos transformar las raíces de esta reactividad para que la acción provenga de un lugar interior sano y luego podamos marcar la diferencia. ¿Podría el activismo feroz y valiente tener sus raíces en el amor, no solo como un buen principio, sino como una experiencia sentida? En mi tiempo inicial con XR, los estuve observando en términos de si predicaban con el ejemplo. Porque esto requiere práctica. No puedes simplemente decidir no culpar y avergonzar. De hecho, es necesario poder lidiar con lo que conduce a ese patrón de comportamiento.

XR aborda las cosas a través de la ética implícita. Más allá de no culpar ni avergonzar, reconocemos que quizás veamos a la policía, o las personas en el gobierno o en los negocios, como el problema y la oposición; pero estas son personas con las que debemos trabajar y respetar como seres humanos, incluso si estamos profundamente en desacuerdo con sus acciones, decisiones, o políticas. Como en el contexto del dharma, separamos a la persona de la acción y reconocemos que su acción puede ser torpe sin condenar al ser per se . Esto me parece realmente significativo.

Bernat: ¿De qué manera son la práctica del dharma y el activismo dos lados de la misma cosa, y en qué se diferencian?

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¿Qué le preguntarías a un maestro budista y activista de Extinction Rebellion?

La crisis climática: el reto del siglo XXI. «¿Quién me lo iba a decir,» pienso a veces, «que éste sería el gran tema de mi época?» Pero la información ha estado ahí desde el día en que nací, como una revista de sala de espera a la que nadie le presta atención. La ignorancia, sostiene el budismo, es un rasgo principal de la existencia humana ordinaria, y entre los sutras se esconden versos que comparan la codicia con una inundación. Hoy me cuesta no recordarlo.

No he tocado el tema ecológico desde la entrada «O extinguimos la codicia o NOS extinguimos;» pero en marzo tendré el gusto de entrevistar a Yanai Postelnik, que ha hecho un agujero en su muy activo calendario “rebelde” para hablar conmigo. Y quiero recoger vuestras inquietudes y preguntas: ¿qué le querríais preguntar a un maestro de meditación que es activista de Extinction Rebellion?

Yanai Postelnik lleva casi treinta años impartiendo clases y retiros de meditación por todo el mundo. Fue maestro residente de la Insight Meditation Society en Barre, Massachusetts; y forma parte del Teacher Council de Gaia House, UK. Puedes leer un texto suyo sobre meditación aquí y escuchar sus charlas en dharmaseed (en inglés).

Dos años atrás se sintió llamado al activismo climático como parte de su compromiso de actuar en beneficio de todos los seres. Profundamente implicado en Extinction Rebellion (XR), su conciencia le ha llevado a ocupar el puente de Waterloo, a pegarse con superglue a la entrada de un hotel para evitar un congreso de la industria petrolífera, y a ser arrestado en múltiples ocasiones. Yanai dice:

La urgencia de nuestra situación requiere sacrificio, y me siento llamado a arriesgar mi comodidad, mis privilegios e incluso mi libertad para llamar la atención del gobierno hacia el peligro y la devastación que nos espera si no actuamos juntos, ahora, con valentía y compromiso.

Parece seguir las palabras de Martin Luther King: «Nunca tengas miedo de hacer lo correcto. Los castigos de la sociedad son pequeños si los comparamos con las heridas que infligimos a nuestra alma cuando miramos para otro lado.»

He oído de varias fuentes que XR se desmarca del activismo habitual motivado por la ira. Sin ser denominacional, XR tiene una clara vertiente espiritual y una inteligencia psicológica que le lleva, por ejemplo, a organizar sesiones o rituales para digerir el dolor de la desgracia ecológica.

«Lo que me emocionó de XR era la idea de que tenemos que responder a todo el mundo desde un lugar de amor; no culpar o avergonzar incluso a los aparentes beneficiarios o perpetradores de esas conductas destructivas,» cuenta Yanai a Tricycle Magazine. De hecho, Yanai ha dado ya varias charlas bajo el título de «Amor en tiempo de extinción.»

Dado que este es un tema de mucha actualidad, cuyas olas están llegando a orillas budistas y meditativas (pero tengo la sensación que aún no lo suficiente), os hago una llamada para que sugiráis tema y preguntas, cuanto más concretas mejor. Muchos vemos cada vez más claro que no podemos seguir sin abordar esto, pero no sólo no sabemos qué hacer, sino tampoco cómo encaja con nuestra práctica o cómo hacer dialogar estas dos esferas.

¿Qué te gustaría saber?
¿Tienes mensajes de apoyo?
¿Tienes dudas?
¿De qué te gustaría que habláramos?

Por favor, escribe tus preguntas aquí abajo en la sección de comentarios, yo las recogeré y se las transmitiré a Yanai Postelnik en nuestra entrevista. ¡Estoy seguro que será una conversación muy interesante!


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O extinguimos la codicia o NOS extinguimos — El sentido original del nirvana

Casi titulo este artículo “Minimalismo o barbarie”. Necesitamos un nuevo estilo de vida, una reforma integral. Por muy beneficiosos que sean los enfoques intervencionistas, siento que están empezando a perder el tren. No hace falta borrarlos del mapa, de ninguna manera, pero limitarnos a ellos es una ceguera tozuda, y casi patológica, que nos va a costar un precio alto.

«Estabas presente, sí. Pero dirigiste una empresa que … contaminó la tierra. Qué bien que te sintieras en conexión con tu cuerpo y tu respiración mientras lo hacías.» (fuente)

Lo peor es que esta desgarradora viñeta aún contiene el optimismo de suponer que quedará alguien para hacer esa reflexión. No lo comparto por cómo señala a quienes dirigen empresas, sino por el impacto ecológico que todos tenemos —y con eso no quiero caer en la falacia de que todos tenemos el mismo poder.

Un antiguo modelo dibuja el despertar gradual en diez ataduras (saṃyojana) de las que hay que librarse. Una de las primeras es el apego a las técnicas (sīlabbataparāmāsa). El Buda, que formuló sus enseñanzas en respuesta al mercado espiritual de su día, criticó una actitud que veía muy de moda en su día, y que me gustaría llamar tecnofilia: ceñirse a la realización de unos ejercicios, ya fueran los rituales del brahmanismo o asceticismo extremo, pero luego no prestar atención al comportamiento del día a día.

En contraste a una perspectiva intervencionista y tecnofílica, el Buda propuso un camino holístico y ético. Éste era un sello de su enseñanza, inequívocamente, y los textos pali lo atestiguan: aunque las instrucciones concretas existen, brillan por su escasez y sobriedad. (Escribí sobre eso dos artículos atrás.)

Por encima de todo, el budismo primitivo habla en términos de adquirir una sensibilidad que discierna la cualidad ética de nuestras acciones, pensamientos y palabras, para así poder cultivar aquello que es beneficioso, que contribuye al bienestar personal y colectivo, que conduce a la serenidad y la comprensión, a la liberación. Pongo énfasis en lo del bienestar colectivo para quienes creen que eso no es dharma: nada menos que la famosa enseñanza de la originación dependiente (paṭiccasamuppāda) se presenta como un análisis de cómo se gestan y resuelven las disputas.

Me temo que hoy estamos inmersos en esa atadura de la tecnofilia —y tensando el nudo. Una visión de nuestro potencial que se quede al nivel de la intervención es una visión limitada y limitante. Pretende que sin cambiar tu vida puedes insertar un ejercicio en tu calendario y eso hará el trabajo. Y aunque el contraste de los inicios es prometedor, quedarse ahí es no avanzar.

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Líderes budistas y el cambio climático

«Todo está ardiendo,» declaró el Buda en su conocido Discurso del Fuego, «ardiendo con el fuego de la codicia, con el fuego de la aversión, con el fuego de la confusión; ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte; con las penas, lamentaciones y dolores, con angustia y desesperación.» Hoy, este símil cobra una nueva dimensión: el mundo está literalmente calentándose, y en gran parte debido a nuestra conducta vinculada a los tres fuegos del budismo.

El budismo se enfrenta a una nueva situación y los practicantes laicos tienen, más que nunca, un papel crucial. Un enfoque contemporáneo del dharma no puede pasar por alto aquellos aspectos de nuestro comportamiento que tienen un impacto en la sociedad y en el medio ambiente. Un budismo verdaderamente de nuestro tiempo debe incluir en su definición de ‘práctica’ nuestro compromiso con la sociedad, nuestro papel en el planeta y nuestra involucración política.

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