Guía para sanghas: cómo compartir tu práctica

Cuando meditamos cultivamos un espacio interior de apertura, aceptación, sin juicios. Pero este espacio no debería permanecer privado: tarde o temprano tenemos que extenderlo. Y antes de pretender abarcar el mundo entero y construir una sociedad iluminada, empecemos con círculos más pequeños.

Está el círculo de nuestras amistades, familia y gente del trabajo: ahí podemos aplicar las actitudes meditativas. Pero obviamente no vamos a darles la lata con budistadas varias y a aporrearles con los conceptos que acabamos de aprender. Como dijo un maestro —creo que Jack Kornfield pero no estoy seguro: camina por el mundo como si fueras el Dalai Lama de incógnito.

Luego está otro círculo: la sangha, la comunidad de práctica. (Y si no está, ¡créalo!) Son esas amistades con quienes la práctica, al contrario del incógnito, es explícita y compartida. He sido algo pesado en artículos recientes con la importancia de la sangha, pero en ésta nuestra era de la individualidad, eso es lo que tenderemos a olvidar. Reconocer esa tendencia condicionada nos brinda la oportunidad de cultivar circunstancias que hagan de contrapeso.

Sin embargo, no es nada obvio cómo estructurar un grupo de práctica y sus encuentros para que cumpla con su orientación o funciones, que ya no son sencillos de identificar. Queda claro que un elemento fundamental es compartir nuestras experiencias. Si un curso o clase te proporciona la práctica, una sangha es adonde traes tu práctica y la compartes —aunque, idealmente, ambos formatos cubrirán esas distintas funciones.

En este post quiero explorar el aspecto de compartir la práctica desde mi experiencia de guiar una sangha así como de ser parte de varias. No será exhaustivo pero espero que sí útil. Me encantará recibir vuestras observaciones y experiencias, y así seguir la conversación en la sección de comentarios y nutrir posibles artículos futuros.

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Entendiendo el refugio: ¿voto o reflexión continua?

Eso de tomar refugio frena a mucha gente. Huele instantáneamente a formalismo religioso, a ritual de juramento a tres objetos sagrados, a ‘he aquí la versión budista de la trinidad…’ Si quieres, por supuesto, te lo puedes tomar así; pero esta interpretación no es la única —y a mi modo de ver es bastante pobre. Sin un entendimiento alternativo lo que sucede es que mucha gente tira el concepto entero por la borda, y yo creo que en realidad nos ayuda a navegar.

Puede parecer que el concepto de refugio tenga poca sustancia, porque se nos presenta como simple puerta de entrada al club. Y sin embargo, he tardado varios años en comprender su profundidad. ¿Qué significa (o puede significar) realmente? ¿Y cuál es su historia? Para mí no es un voto sino una reflexión constante. Y el objeto de esa reflexión es la confianza.

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Antes que nada quisiera quitarme una espinilla que hace tiempo que me viene molestando. Quizás penséis que tengo la piel muy fina, pero es que está ahí bloqueando un poro de la comprensión (toma metáfora). Esa espinilla es la expresión misma ‘tomar refugio’ o ‘toma de refugio’. Es fea.

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