Dinámicas de poder en la sala de meditación

El #MeToo ha llegado definitivamente a las comunidades budistas de occidente y un nuevo escándalo ha salido a la luz. Esta vez concierne al jefe del budismo Shambhala, Sakyong Mipham Rinpoché, que durante años ha exhibido patrones de abuso de alcohol y discípulas —a menudo en ese orden.

Este caso parece estarse gestionando mejor que otros; pero también me ha sorprendido más, ya que el Sakyong no se crió y formó tanto en Asia sino que está mucho más aculturado a occidente. Los problemas de los abusos, obviamente, no son regionales, van más allá de choques culturales y religiosos, y el mundo budista justo está despertando —uso este término a conciencia— a las dinámicas de poder.

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En un artículo de septiembre del año pasado escribí sobre algunos de los factores que contribuyen a estos comportamientos. Quisiera apuntar que en cierto sentido la religión es una cultura y que, dentro del variopinto budismo, el vajrayana merece un apartado propio. Pretender llegar a una ética panbudista y aplicarla al vajrayana sería como imponer los valores de una cultura a otra. Y no obstante, también hay que evitar el extremo relativismo cultural.

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El poder de ser radical y vulnerable: entrevista a Lama Rod Owens

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Su perfil sorprende: joven, perteneciente a las comunidades afroamericana y LGBT+, reconocido por la tradición kagyu tras el retiro de tres años, activista social. Habla de aquellos temas que nos incomodan, sin tapujos, sin vulgaridad pero sin intentar ser «correcto». Su web dice que trabaja por mostrarse tan vulnerable como le sea posible. Aquí tenéis, condensada pero con poquísima edición, la conversación de una hora que tuvimos por Zoom.

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Abusos y armas: ya es hora de otro despertar

En el último siglo, buena parte de nuestra sociedad ha ido abandonando el catolicismo. Y lo ha hecho no porque en él no haya bondad ni sabiduría, sino por cosas como su resistencia ante conocimientos científicos y cambios sociales, la violencia perpetrada en su nombre, su estructura tejida de privilegios, abusos, corrupción… De hecho, estas consideraciones probablemente hayan ocultado a nuestros ojos la bondad y sabiduría que existe en ese camino. Pero esta ceguera del exiliado religioso es normal: avanzamos como reacción a lo que dejamos atrás y, por lo tanto, la visión que pintamos de ese pasado raramente es completa e imparcial.

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Más sorprendente es otra ceguera, aunque en el fondo igual de comprensible. De manera inversamente proporcional al olvido de la religión autóctona, ha habido un acercamiento a otros caminos, muchos de ellos extranjeros, como es el caso del budismo. El hueco de inquietud existencial pide llenarse, y parece que también lo pide la tendencia (¿necesidad?) a tener una visión del objeto espiritual inmaculada, romántica, infalible. Al inicio del párrafo dije comprensible porque, para aspirar a algo, tienes que tenerlo en alta consideración; si no, no lo persigues. Pero cuando esa tradición foránea empieza a conocerse mejor y los dos mundos dialogan más y más, afloran datos que manchan esa visión. Y aquello que veíamos en la tradición heredada, y que era motivo para rechazarla, ahora no lo vemos en la nueva tradición elegida. Entonces esos datos se obvian, se tapan, se ignoran… hasta que hay demasiada mierda acumulada bajo la alfombra y es inevitable tropezar. Esto es lo que ha sucedido en los últimos meses, en dos flancos que ponen a prueba nuestra madurez espiritual: el estallido de los abusos en el budismo tibetano y la crueldad del estado birmano contra los rohingya, la minoría musulmana del país.

El exotismo es llamativo y sirve como buen reclamo para muchos al inicio. Pero con el tiempo las idealizaciones deberían dar paso a una perspectiva más equilibrada y realista. ¿Cuán probable es que todo un continente haya dado justo en el clavo y el nuestro lo haya perdido totalmente de vista? ¿Y cuán probable es que una institución inmensa se haya librado de cometer represión, dogmatismo y fechoría alguna? Creerlo es pensar, inadvertidamente, o bien que esos conflictos son un accidente en la superficie de nuestra naturaleza y nosotros hemos sido especialmente flojos, o bien que están arraigados en la condición humana y ellos son inusualmente campeones —lo que, como la propia frase indica, sería inusual. ¿Por qué tendría que ser automáticamente más sabio, espiritual y bondadoso un pastor del Tíbet que uno del Tirol? ¿Cuánto tiempo ha pasado la gente que tiene percepciones así idealizadas conviviendo con esa gente, en su propio entorno? Es más, ¿es respetuosa esa imagen simplificada, caricaturesca  y mercantilizada de una cultura?

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Cultivando la igualdad

[3 páginas] En este artículo de la revista Tricycle, otro traductor del Dalai Lama nos expone la base sobre la que se fundamenta la compasión y nos inspira a cultivarla en un ejercicio de meditación aplicado al día a día. Gracias al amigo Stefan por la traducción al castellano.

Durante una conferencia del Dalai Lama, cuando era su intérprete, le oí decir, en lo que a mi me pareció un inglés defectuoso: “la bondad es la sociedad.” No fui lo suficientemente inteligente como para entender que realmente estaba diciendo que la bondad es la sociedad. Creí entender que lo que quería decir era que la bondad era importante para la sociedad, o que la bondad era crucial para la sociedad… pero de hecho lo que estaba diciendo era que la bondad es tan importante que no puede existir una sociedad sin ella. Que una sociedad sin bondad es imposible. Es decir: que la bondad ES la sociedad, que la sociedad ES la bondad. Que es imposible que exista una

sociedad si la gente no se preocupa por  los demás.

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Transformar intención en motivación

[3,5 páginas] En este artículo, el principal traductor e intérprete del Dalai Lama al inglés, el ex-monje y estudioso budista Thubten Jinpa, presenta dos ejercicios casi omnipresentes en la tradición tibetana: la «declaración» de intenciones y la dedicación. Pero un ejercicio tan simple como empezar el día recordando activamente nuestras aspiraciones más profundas y articulando nuestras intenciones de forma consciente, y terminar el día revisando nuestro comportamiento, puede tener un poder transformador inmenso. Una de sus virtudes yace en su capacidad de ser la base para muchos otros ejercicios espirituales, que requieren motivación y propósito. Espero que os sea útil. ¡Probadlo una semana y compartid vuestras experiencias!

Enmarcar nuestros días entre el establecimiento de una intención y la dedicación con gozo, incluso una vez por semana, puede cambiar cómo vivimos. Es un enfoque lleno de propósito, de auto-consciencia, intención consciente y esfuerzo dirigido (tres regalos preciosos de la vida contemplativa) por el cual nos hacemos responsables de nuestros pensamientos y acciones y tomamos el mando de nuestras vidas y de nosotros mismos. Como dijo el Buda, “Eres tu propio enemigo / y eres tu propio salvador.”

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Ateísmo, sin temor

[3,5 páginas]

Pema Chödron, la reconocida maestra de budismo tibetano, abordó en una charla el tema del ateísmo; pero lo definió de una forma poco habitual. En realidad, a lo largo de este magnífico fragmento de esa charla que os presentamos a continuación, varias veces se queda uno pasmado de la frase que acaba de leer: tan contraintuitiva, tan inusual… Pero un poco de reflexión y relectura descubren un mensaje punzante y muy profundo. Que os sea útil 🙂

La diferencia entre el teísmo y el ateísmo no es si uno cree o no en un dios. Este es un tema que se aplica a todos, incluyendo budistas y no budistas.

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«Libertad para cada alma», Sonam Tsering

[4 páginas]

sonam tseringConocí a Sonam Tsering por casualidad, en una representación de música y danza tradicional tibetana en Dharamsala, a través de una amiga común. De piel tostada y con el cabello recogido en un alto moño, su imagen de samurai no da pista alguna acerca de su historia. Bromea constantemente, es directo y emana naturalidad, mostrando una sonrisa amplia y brillante; pero cuando un amigo suyo hace un comentario sobre filosofía budista, me sorprende con un discurso seguro que no es fácil de encontrar en la mayoría de tibetanos.
A los 5 años, Sonam Tsering fue reconocido como la reencarnación del cabeza de los Ngor-pas, uno de los linajes principales de la escuela Sakya del budismo tibetano. Recibió la formación monástica pertinente en el valle de Spiti y otros lugares del norte de la India. Colgó los hábitos en su adolescencia y ahora vive en Praga, donde trabaja como camarero en un restaurante.

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De monjes y de monjas

[2 páginas]

El tercer artículo de la historia de este blog era la fantástica notícia de la concesión del título de Geshema a monjas tibetanas. (Ved el artículo aquí.) El título de Geshe, hasta hace muy poco reservado para hombres, es un reconocimiento monástico de la tradición tibetana que se compara habitualmente a un grado de ‘Doctor en filosofía budista’. La noticia supuso un gran paso adelante en términos igualdad y de derechos y respeto para las mujeres. Pero como supimos a través de la entrevista con Karma Yeshe Rabgye, este título no va a cambiar instantáneamente la mentalidad de la sociedad (monástica) tibetana, obviamente, aunque sí supone un buen augurio y un empujoncito a ese cambio.

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«Lo que sé es que tenemos esta vida», Karma Yeshe Rabgye

[8 páginas]

The-authorEs difícil encontrar una cafetería tranquila y silenciosa en McLeod Ganj, pero la encontramos. Tampoco es fácil encontrar a alguien como mi entrevistado: Karma Yeshe Rabgye. Hoy en día no parece extraño oír a un budista occidental decir que no hace falta creer en la reencarnación para practicar el dharma, que el nirvana o iluminación no es su meta y que practica para esta vida. Estas opiniones son, de hecho, características de aquellos que se identifican como budistas seculares. Lo que es poco común es escuchar estas palabras de alguien que viste el hábito rojo de los monjes Kagyu tibetanos.
Teniendo estas ideas, ¿Por qué vive y enseña en la India? ¿Cómo trata con las posturas ortodoxas de aquellos que le instruyeron y aquellos a su alrededor? ¿Qué virtudes y qué peligros ve en la secularización del dharma? ¿Cuál es su enfoque al enseñar?

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Monjes con mal comportamiento

[1 página]

Se ha escrito mucho últimamente, en la prensa, acerca de la conducta de monjes budistas. Han estado matando musulmanes, violando niños, mintiendo e incluso robando de comunidades locales: todas esas cosas que el Buda Gautama aconsejó que nos abstuviéramos de hacer en los cinco preceptos. Entonces, ¿por qué no están los monjes siguiendo estos preceptos?

Hay muchas razones distintas, pero la principal es que no se los enseñan. En los monasterios es más importante que los monjes memoricen los textos y luego los reciten a toda velocidad. Si pueden hacer esto se les considera un buen monje.

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