El sufrimiento y el no-yo

El primer post del año era algo largo y en ocasiones técnico, así que he pensado que el segundo sea algo más breve, directo y accesible. En el siguiente vídeo, de unos 6 minutos de duración, el académico y maestro zen David Loy habla de la relación entre dukkha (ese término amplio que significa sufrimiento pero también incluye insatisfacción y tensión) y anatta: no-yo. Éstas son dos de lo que se conoce en el budismo como las tres características de la existencia. Espero que lo encontréis interesante y, si queréis, podéis leer la entrevista que le hice hace cosa de un año, y que se publicó aquí bajo el título de «Desmontando el budismo – Una conversación con David Loy«. David tiene unos cuantos libros traducidos al español y podéis encontrar algunos en la sección de Lecturas recomendadas.

Recordad que tenéis que activar los subtítulos en la configuración del vídeo (la ruedecita que aparece abajo a la derecha). ¡Que lo disfrutéis!

El sexto sentido (budista)

Una idea budista que me interesó desde el principio es la de los seis sentidos. ¿Cuál es el sexto? La mente. Los textos hablan de seis posibles objetos: imágenes, sonidos, olores, sensaciones táctiles, sabores y pensamientos. Sea lo mismo que el cerebro o no, la mente se define como aquello que puede “conocer” y “pensar”, o que tiene la capacidad de captar pensamientos, así como los ojos o la visión captan imágenes. El concepto me puso del revés; pero tras el breve desconcierto inicial enseguida le vi la lógica.

Si bien es cierto que solemos entender el pensar como una actividad que realizamos, más equiparable a mover los dedos que a percibir un aroma, ¿cuántas veces los pensamientos parecen (por lo menos subjetivamente)  aterrar simplemente en nostros? Esto es especialmente cierto de la inspiración, que los griegos confiaban a las musas y tantos autores euroopeos han atribuído a Dios durante siglos. Cualquier lector que, como yo, se dedique a la creación artística, reconocerá fácilmente ese fenómeno de una idea “apareciendo” o “llegando”, habitualmente seguido de una maratón hacia el papel, el ordenador, la tela o el instrumento musical.


También los pensamientos incesantes y automáticos, el famoso y muchas veces atormentante “bla bla interno”, no se percibe como algo que hacemos, sino algo que nos sucede. Parece como si hubiera dos tipos de pensar: el voluntario y el involuntario. (Hablo a nivel subjetivo, no he estudiado ese capítulo del Abhidhamma, pero quiero tratar percepciones.)

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