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En primavera de este año tuvo lugar en el Barre Center for Buddhist Studies, en Massachusetts, la Conferencia sobre Budismo Secular . Ésta juntaba a más de 30 académicos, maestros y autores budistas que debatieron diferentes asuntos relacionados con el llamado “budismo secular”, aunque coincidieron en no estar totalmente satisfechos con la etiqueta.
Discutieron el vacío espiritual o existencial que muchos sentimos en el mundo de hoy, originado al apartar la religión de su lugar sin encontrar sustituto adecuado, como expresa la célebre frase: “Hemos matado a Dios. ¿Qué ponemos en su lugar?” Prosiguieron a debatir temas tan diversos como la autoridad de los textos (y de cuáles), el papel de la filosofía y el arte occidentales que abordan temas afines a las ideas budistas, la adaptación de las prácticas budistas y el riesgo de aislarlas de su contexto ético y filosófico, la naturaleza de la sangha y de la autoridad de las instituciones religiosas, o la relación del budismo con la ciencia, la psicología moderna o las redes sociales. Un encuentro que, sabiamente, no quiso tener prisa por establecer respuestas fijas a estas preguntas pero que sin embargo articuló una serie bastante comprensiva de temas a tener en cuenta y a desarrollar en el futuro cercano. Interesante y estimulante.
La siguiente es una versión un poco resumida del artículo de Chris Talbott en el Insight Journal del Barre Center for Buddhist Studies, en ocasión de la Conferencia sobre Budismo Secular.
El artículo empieza citando una sección del Alagaddupama Sutta (MN 22):
He aquí, monjes, que un hijo de familia aprende el Dhamma (Enseñanza) –los sermones, prosas con versos intercalados, los tratados, los versos, las declaraciones, dichos, biografías, historias maravillosas, las preguntas y respuestas– y habiendo aprendido el Dhamma, examina el significado de esas enseñanzas con sabiduría. Examinando el significado de esas enseñanzas con sabiduría, gana comprensión sobre ellas. No aprende el Dhamma con el propósito de criticar a otros o para ganar los debates, y experimenta el bien por el que se aprende el Dhamma. Esas enseñanzas, comprendidas correctamente por él, conducen a su bienestar y felicidad por mucho tiempo. ¿Por qué? Por haberlas comprendido correctamente…
Imaginad un hombre que va de camino y llega a una gran expansión de agua, en esta orilla hay peligro y miedo, y en la otra hay seguridad y calma; pero no hay barco ni puente que lleve de una orilla a otra. Luego, el hombre, tras recolectar hierba, palos, ramas y hojas y construir una balsa, cruza felizmente a la otra orilla. Entonces, ese hombre, habiendo cruzado y llegado a la otra orilla, podría pensar: “Esta balsa ha sido muy útil, gracias a ella y haciendo esfuerzos con mis manos y pies, he llegado sano y salvo a la otra orilla. ¿Y si la dejara en tierra firme o a la deriva en el agua y prosiguiera mi camino por donde quisiera?” Entonces ese hombre estaría haciendo lo que debe hacerse con esa balsa. Así también os he mostrado que el Dhamma es como una balsa, por el propósito de cruzar, no por el propósito de agarrarse a ella.
Una conferencia sobre el Budismo Secular en el BCBS
El mes pasado, unas 30 personas con un interés profundo y prolongado en el pensamiento y práctica budistas, se encontraron en el Barre Center for Buddhist Studies. Todos han enseñado budismo en una forma u otra durante décadas –algunos como académicos, otros como ex-monásticos, todos como estudiosos-practicantes. Juntos representan las tres “puestas en movimiento de la rueda”, del Theravada al Mahayana y Vajrayana, y por tanto los tres grupos más amplios de practicante en occidente: Theravada, Zen y Tibetano. Vinieron desde tan lejos como Australia o Israel, trayendo su formación en lingüística, neurociencia, filosofía, psicología o estudios religiosos. Más de la mitad son autores publicados. La mayoría de ellos conocían ya a muchos de sus co-conferenciantes, y a otros sólo por reputación. No hace falta decir que no faltaron las conversaciones interesantes.
Nuevas balsas: ¿Cómo surgió la necesidad?
Cuando el filósofo alemán Nietzche declaró que “Dios está muerto”, no estaba eufórico, sino más bien avisándonos de que la ciencia y la pura racionalidad habían suprimido el foco, la perspectiva, que la religión había estado proporcionando, y que no habíamos encontrado un repuesto adecuado. Una reflexión similar es ahora central para muchos budistas occidentales. Se sienten atraídos por lo que ven, inherente en el Dharma, como un potencial para una solución atea o post-teísta al problema existencial humano. Creen que puede proporcionar el foco de atención para una vida humana sin necesidad de desbancar a la ciencia de autoridad en su campo. Quieren desechar el agua de baño metafísica, dogmática, sin perder al niño sagrado. Aspiran a retener el tipo de rol vital completo que el budismo tenía en sus culturas tradicionales sin insistir en dogma fundamentalista, las limitaciones de la jerarquía monástica o prácticas culturales negativas como la discriminación de género. En otras palabras: hay mucho trabajo por hacer, pero no ven otra alternativa. El mundo de hoy ha creado entornos radicalmente nuevos, nuevos ríos que las enseñanzas budistas deberán cruzar.
Cuestiones centrales
¿Hay enseñanzas del Buda que puedan ser compatibles? ¿Cuáles serían? ¿Pueden retener la vital esencia de las enseñanzas de Gautama? ¿Cómo deberían articularse? ¿Cómo deberían explicarse aquellos que desarrollan estas nuevas expresiones y cómo deberían relacionarse con los que practican formas tradicionales? Dada la diversidad de formas practicadas hoy en día, lo recientes que son la mayoría de ellas, y debido al crecimiento acelerado de la ciencia y sus contramovimientos –desde el ateísmo materialista al fundamentalismo religioso–, todos estuvieron de acuerdo en no apresurarse a las respuestas sino más bien intentar articular todas estas cuestiones lo mejor posible, basándose en la sensación de que el Dharma tiene mucho que ofrecer al mundo contemporáneo.
Hubo un consenso sencillo: nadie estaba completamente satisfecho con la expresión “budismo secular”, pero al mismo tiempo no pareció posible imaginar una buena alternativa. Se contempló el término como algo provisional que abraza e incluye una serie de asuntos e inquietudes. Los participantes estuvieron fácilmente de acuerdo en que el budismo nunca ha sido nada estático, ni siquiera durante la vida de Siddhartha Gautama: la impermanencia que el Buda señalaba también se aplica al mismo budismo.
A pesar de la opinión de que no puede definirse un “budismo original”, hubo acuerdo en que los textos budistas más antiguos, el Canon Pali, analizados histórica pero respetuosamente, tienen mucho que aportar, puesto que proporcionan un punto de partida y un terreno común a todas las tradiciones, así como una imagen humana del Buda (como alguien comentó, “que sufría diarreas y un buen día murió”), que se rebelaba contra la metafísica del momento y propugnaba que el sabio que está en paz no se agarra a opiniones y dogmas.
No se consideraría tampoco el Canon Pali como la única fuente de material. Se recordaron los diversos movimientos de retorno al origen a lo largo de la historia budista, como las ideas de Nagarjuna que configuraron el Mahayana, Ch’an y los inicios del Vajrayana en India, así como los movimientos ‘renacentistas’ en Asia y Occidente.
También se debatió el rol de la filosofía y el arte. La idea de vacuidad (shunyata) del Canon Pali fue fundamental en el pensamiento Mahayana y se incorporó a las prácticas del Ch’an, Zen y otras tradiciones tardías. El hecho de que fueran desarrollos posteriores no las desprovee de su rol. Filosofías tanto antiguas (Heráclito, probablemente influenciado por el budismo) como modernas (Heidegger, Wittgenstein, Derrida, Merleau-Ponty), así como formas de arte moderno (en literatura Mallarmé, Eliot, Beckett; en música, John Cage) incorporan estas ideas. Aun reconociendo sus orígenes seculares, ¿tienen un lugar en esta creciente apreciación de las enseñanzas del Dharma?
La concepción de lo sagrado
Una cuestión central para los budistas seculares es cómo liberar las enseñanzas de dogma y otras ideas fijas y al mismo tiempo retener la cualidad de sagrado que muchos practicantes encuentran útil. ¿Cómo podemos preservar una concepción o sensación de lo sagrado sin elevarla fuera del reino de la experiencia humana concebible? Si lo sagrado es algo que la gente realmente valora en la religión, ¿no debería el término “religioso” ser recuperado de su monopolio de los fundamentalismos? El término “espiritual” fue un intento de esto, pero como alguien apuntó, parece haber sido gastado con mucha rapidez.
Budismo y ciencia
¿Cómo puede el budismo secular seguir contribuyendo en y aprendiendo de los desarrollos de la neurociencia, la ciencia cognitiva y la psicología? Aunque empezando con la afirmación de que ninguna tradición religiosa fiable puede ser anti-científica, hubo reticencias sobre el romance del budismo con la ciencia y la tecnología. La conjetura por parte de algunos sectores de que el Dharma es sólo “bioingeniería primitiva” resulta incómoda para muchos, con su implicación de que una vez que la tecnología pueda colocar a los cerebros en ciertos estados, el problema existencial del hombre quedará solucionado.
Surgieron cuestiones sobre cómo el budismo debía tratar con la psicología occidental (en el caso de que debiera), la ciencia o la economía del libre mercado, dados los lazos entre la psicología y la industria farmacéutica. Hubo preocupación acerca de la ética y la eficacia de aislar prácticas específicas, sobretodo “mindfulness” (entrenamiento de la atención) del contexto de enseñanzas budistas, especialmente de su dimensión ética. Hay un miedo en convertir estas prácticas en un McMindfulness, el equivalente budista del fast-food. Asimismo, ¿cómo puede un budismo pragmático seguir beneficiándose de los descubrimientos de la psicología y la evolución sin perder su identidad y valor distintivos?
¿Qué es sangha?
¿Qué tipo de comunidad o sangha es adecuada? A pesar del respeto hacia la tradición monástica, especialmente como vehículo de las enseñanzas a través del tiempo (hay que recordar que muchos de los asistentes fueron monásticos), se compartió la sensación de que el monasticismo ha sido en cierto modo una barrera a la hora de adaptar el budismo a los cambios culturales. Se debatió el rol de las mujeres en la sangha y en la sociedad y la naturaleza de la autoridad religiosa en general. Otras preguntas que surgieron fueron qué nuevas definiciones de sangha deben explorarse, cuál es el rol de los practicantes laicos frente a esos que toman la ordenación, cómo deberían organizarse las comunidades –¿con jerarquías y capas de autoridad? ¿o más horizantales y lo más democráticas posible?– y cómo entonces se supervisaría y evaluaría la salud moral y las habilidades de los maestros o profesores, después de las experiencias de malas prácticas de algunos relacionadas con el sexo y el poder.
¿Qué es la liberación? Nuevas formas, nuevas preguntas.
Relacionado con las definiciones de sangha, surgió la cuestión de la naturaleza del despertar, liberación o iluminación. Desprovisto de sus vestiduras mitológicas, ¿es un evento o pistoletazo final, un término irreversible, o una idea que funciona más bien como un ritmo acompañante, un ideal hacia el cual uno se esfuerza?
A lo largo de toda su historia, el budismo ha tomado formas muy diferentes; y la creciente interacción y complejidad de la cultura humana parece estar incrementando esa diversidad de formas. ¿Son todas esas formas compatibles con un acercamiento secular al budismo? Hay formas que proclaman la exclusividad de sus prácticas como correctas, como S. N. Goenka y sus seguidores. ¿Deberían formas que enfatizan ganancias materiales como parte de la práctica, como Soka Gakkai, ser incluídas? ¿…y el budismo de Ambedkar en la India actual, que incluye veneración del Buda pero cuya finalidad es social/política, casi excluyendo la meditación y otras prácticas?
Budismo, sociedad y nuevos medios
Puesto que las cuestiones sociales y políticas tienen un aspecto moral, ¿Qué papel deberían tomar los budistas seculares, si es que deben tomar alguno? El budismo se ha caracterizado, en general, por enfatizar la liberación personal, a excepción de algunos movimientos del llamado “budismo comprometido/involucrado”. ¿Es necesario escoger entre el desarrollo espiritual individual y el compromiso social? ¿Cómo se equilibran ambas tareas?
Los nuevos medios y las redes sociales de este siglo han influído enormemente en la difusión y modificación del budismo. Los autores son capaces de encontrar y entrar en diálogo con personas de la otra punta del mundo que han leído sus libros, la diáspora tibetana ha contribuído a un mayor impacto de sus ideas mientras que los maestros del Sur de Asia no han hecho el mismo esfuerzo lingüístico y global y puede que esto haya afectado a su impacto en occidente. Por otro lado, muchos maestros en la conferencia expresaron recelo acerca de las nuevas tecnologías y redes sociales como fomentadoras de la superficialidad y la distracción. ¿Significa esto que un budismo secular debería usar esos medios con especial cuidado, de manera diferente a cómo se utiliza en general?
¿Pero flota?
Dado el peso y la complejidad de estas muchas cuestiones, el tono general optimista y prometedor para el futuro parece aún más notable. A pesar de que muchas respuestas son elusivas, no hubo lugar para el agobio o el desánimo: tras haber amontonado toda esa leña filosófica, organizativa y doctrinal, los participantes estaban contentos y esperando con entusiasmo los siguientes pasos de este proceso.
El denominador común a todas esas preguntas era asegurarse de entender la relación de cualquier respuesta con el objetivo principal del Buda: aliviar el dukkha de todos los seres. Esto fue resumido por un eslogan usado por Stephen Batchelor: “¿Flota?” Es decir: cualquier práctica, procedimiento, texto o esquema organizativo que se incorpore, ¿cumple con la función de balsa de llevarnos a la otra orilla?
Participantes en la Conferencia de Budismo Secular de BCBS: Keren Arbel, Martine Batchelor, Stephen Batchelor, Barbara Bonner, Leigh Brasington, Willoughby Britton, Jake Davis, Adam Eurich, Gil Fronsdal, Rita Gross, Rick Hanson, Chip Hartranft, Barry Hershey, Winton Higgins, Sumi Kim, Gregory Kramer, David Loy, Grady McGonagill, Ken McLeod, David McMahan, Ted Meissner, Andrew Olendzki, Nona Olivia, John Peacock, Chris Queen, James Shaheen, Jason Siff, Mu Soeng, Gay Watson, Akincano Weber, Jenny Wilks, Dale S. Wright