Tengo una amiga del otro bando

He estado evitando escribir sobre el conflicto catalán. Lo iba a hacer justo después del 1 de octubre, pero con la velocidad acelerada a la que cambiaba el paisaje, lo que escribía un día no valía al cabo de dos. Ahora, capaz de mirar con más ecuanimidad que hace unas semanas, veo más cosas. En especial, veo las barbaridades que dicen y pregonan “los míos”, la gente de mi misma opción política.

Esto es nuevo. Las barbaridades siempre las dicen los “otros”: los rusos, los americanos, los integristas… Y cuando te toca de cerca, sientes la agitación de forma mucho más vívida. Esto me ha motivado a recuperar esbozos y escribir, intentando articular algunas maneras de aplicar la práctica y la meditación a la situación actual.

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Esto implica ejercer la autocrítica, básicamente porque el “ellos hacen esto y aquello tan mal” ya lo traemos puesto de casa y no hace ninguna falta ejercitarlo más. Puede que ante esto la reacción inicial sea de rechazo. Si es el caso, sé consciente por unos instantes de la sensación de no estar dispuesto, observa cómo se registra en tu cuerpo, si hay tensión, si como estado de ánimo es agradable o incómodo, si es un sitio al que te querrías mudar. ¿Por qué no queremos replantearnos posturas, matizar opiniones? ¿A veces sentimos que no nos apetece comprender mejor a la otra parte? ¿Por qué? ¿Qué perderíamos?

Tengo una amiga del otro bando. Lo agradezco. Nos pone a ambos en contacto con una realidad diferente de la que podamos experimentar en los límites de nuestra individualidad. Podemos relativizar puntos de vista, ver cosas que no veríamos de otra forma. Y esto, hoy en día, es oro puro. Vivimos en buena medida a través de unas redes sociales que, con algoritmos y criterios que ignoramos, filtran lo que nos muestran y lo que no. Lejos de promover una visión más completa y plural de la realidad tal cual es, nos presentan una imagen sesgada y parcial basada en aquello que nos gusta.

Además del cuerpo, la plena conciencia debe aplicarse a ‘vedanā’: el tono agradable, desagradable o neutro asociado a cualquier experiencia subjetiva. Este tono es importante porque lo que gusta, no gusta o resulta indiferente guía gran parte de nuestra atención y dispara patrones reactivos habituales. El Buda lo sabía y este concepto tiene un papel central en los textos antiguos. Pero también lo tiene muy claro la industria de los clics, que explota esta característica humana, una característica que va en dirección opuesta a la libertad a que aspiramos.

En este sentido, el brexit fue un golpe de realidad para muchos británicos: asumían que no iba a ganar esa opción, que conocían a su país y a su gente, y se dieron cuenta dolorosamente de que no. Vivían en una burbuja, ni habrían sospechado la existencia de ese sector que votó el brexit. ¿Podría estar sucediendo esto en los sectores independentistas, que asumen que todo o casi todo el mundo en Cataluña piensa igual y que, por lo tanto, una hipotética separación acordada sería como bajar por un tobogán resbaladizo y sin resistencias? Mi único argumento aquí es si basamos decisiones en una imagen real o confusa de la realidad. La postura que se tome a partir de una imagen realista y bien informada ya es otra cuestión.

Pero también soy honesto y veo que puedo debatir del tema con mi amiga sólo hasta cierto punto, porque hay cosas que me duele oír de su boca, o que no estoy preparado ahora mismo para comprender, ya sea para cambiar de opinión o para seguir discrepando sanamente. Y aprecio nuestra amistad y quiero conservarla, así que no le veo el qué a ir más allá de lo que soy capaz.

Algo parecido pasa en meditación. Al profundizar, a parte de la respiración empezamos a ser conscientes de pensamientos o emociones. Ahí entra el elemento de la indagación. La clásica pregunta es ¿cuándo investigar y cuándo no? Es una intuición que va ganándose con la práctica. Se trata de ser conscientes de nuestro estado mental, de qué niveles de calma y receptividad hay. Entonces veo si puedo dirigir mi atención a un pensamiento o sensación, o si seguramente me arrastrará, en cuyo caso debo ganar más estabilidad devolviendo mi atención hacia un objeto neutro.

MaratÛ de silenci compartit convocat per les entitats budistes davant l'actual situaciÛ p
Meditación frente al parlamento catalán

Al día después de haber ido a cenar juntos, navegando esta frontera, mi amiga me preguntó si me había convencido de algo. En ese momento, aquél comentario ligero (y seguro que con intención simpática) me desagradó más que cualquiera de los argumentos de la noche anterior con los que discrepé. Esto no va de convencer sino de comprender. Y es al comprender no sus opiniones, sino su situación, y cómo se siente, que puedo empatizar con ella y recordar lo que nos une. Ahí es donde puedo aplicar la primera tarea de lo que tradicionalmente se llaman las cuatro nobles verdades: conocer sus circunstancias, acoger y abrazar su insatisfacción, su frustración, su sensación de impotencia, y darme cuenta de que son formas de dolor que comparten ambos lados de este conflicto y que haríamos muy bien en no perder de vista.

Sin embargo, en esa cena sí cambió algo, y no fue mi inclinación política, sino mi nivel de conciencia de cómo ésta nos condiciona. Situaciones como la actual nos pueden llevar a apoyar medidas y encarnar actitudes que en cualquier otra situación condenaríamos. Incluso podemos adoptar, sin darnos cuenta, valores con los que en realidad no estamos de acuerdo.

Lo fácil es ver la intolerancia y la violencia en abstracto, o en conflictos de países lejanos, porque nosotros estamos exentos de circunstancias condicionantes. Pero… ¿y cuándo nos tocan? ¿Y ver esta intolerancia y violencia en nosotros? “Pero es que esto», «es que mira lo otro”… Estas tendencias siempre van a encontrar justificaciones. Y las justificaciones, lejos de excusar estas tendencias, son lo que debería señalarnos su presencia.

Con tanto embrollo, acudí a los textos budistas más radicales en lo que se refiere a disputas y apego a opiniones.

Quien tiene opiniones sobre lo “absoluto”
y las presenta como definitivas
declara “inferiores” a todas las demás.
No ha superado las disputas.

Viendo su propio provecho
se aferra a lo que ve, oye y piensa,
a normas y prácticas,
y considera bajo a todo el resto.

Aquello de que depende para rebajar a los demás
es un enredo, dicen quienes son hábiles.
El mendicante no depende de visiones,
palabras, ideas o reglas.

No construye opiniones
basándose en conocimientos ni preceptos;
no se concibe como igual,
ni se considera mejor ni peor.

Suelta su postura sin asir otra,
no depende de lo que conoce,
ni toma partido en discrepancias:
no asume postura alguna.

No se inclina a los callejones sin salida
de ‘es’ y ‘no es’, de ‘este mundo’ o ‘el siguiente’.
No se enreda en absoluto
en las doctrinas a que se agarran los demás.

No fabrica concepciones
en relación a lo que ve, oye o piensa.
¿Cómo, en el mundo, se puede categorizar
a quien no sostiene una opinión?

No elabora, prefiere ni sigue una doctrina,
no se guía por prácticas ni normas;
ha ido más allá,
sin nada a lo que recurrir.

— Paramaṭṭhaka sutta

Este es uno de los poemas más antiguos del canon budista. Siglos más tarde, Nagarjuna diría que «la vacuidad es soltar las opiniones». No sé si es realista estar sin opiniones en medio de este embrollo, pero lo que podemos hacer es sostenerlas de forma menos rígida, con más espacio, y vigilar a qué nos condicionan. Porque si las agarro con demasiada fuerza me olvido de que lo hacía porque creo que son beneficiosas, y en nombre de hacer el bien lo hago mal.

A lo mejor puedo preferir seguir siendo parte de España sin desear la prisión a nadie, sin apoyar medidas que imposibiliten la representación de voces discrepantes. A lo mejor puedo preferir la separación sin considerar que quien piensa diferente es necesariamente estúpido, retrógrada o facha.

Volviendo a las redes sociales, ¿cuál es nuestra intención al compartir algo? A menudo lo hacemos reactivamente, pero nos podemos preguntar si lo que publicamos en nuestros muros conduce al entendimiento, a la calma, al beneficio, o bien a la indignación incendiaria, a la polarización de las opiniones o incluso al odio. Al leer lo que comparten los demás, podemos ver qué actitudes están presentes en nuestra mente cuando es algo que reafirma nuestras posturas o cuando es algo que las cuestiona. Además, ¿contrasto la veracidad de las informaciones? ¿Me interesa la verdad o sólo obedezco a los impulsivos me-gusta y no-me-gusta? ¿Las fechorías de unos son automáticamente la norma y las de otros, automáticamente excepciones?

Probablemente nada de esto tenga una respuesta sencilla. Claro que no… de hecho, las respuestas sencillas ya sé cuáles son: las que me hunden más los pies donde ya los tenga, las que alargan la vida a mis palpitaciones compulsivas, las que me permiten seguir teniendo una imagen impoluta de mi bando y una caricatura maléfica del otro. Lo otro es más costoso. Pero precisamente cuando noto tensión, cuando me tocan lo intocable, cuando siento el apego como un puño psicológico apretado, es el momento de aplicar las herramientas que entreno en la meditación. ¿Frunzo el ceño? ¿Subo el tono de voz? Perfecto, esas son las señales.

Para los fuegos reactivos de la codicia, el odio y la confusión, todas estas circunstancias son lo que los excusa, lo que justifica echarles leña. Es lo que hace la reactividad: la mía, la de los “míos” y la de los “otros”. Al final, es reactividad. Pero para la comprensión, que todos tenemos, son llamadas de atención, pancartas de la manifestación del “practica ahora”. Porque al final, independientemente de dónde quiera las fronteras, tengo que recordar cómo quiero edificar ese mundo, y cuál quiero que sea mi contribución en él.


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30 comentarios en “Tengo una amiga del otro bando

  1. Gracias por la reflexión. En momentos convulsos es interesantes encontrar argumentos para… «Parar, Sonreír e ir Despacio». Gracias por hacerme parar y reflexionar. Volverme hacia mi mismo y dejar de reaccionar inconscientemente.
    _/\_

  2. Bueno, la estrofa («Suelta su postura sin asir otra, no depende de lo que conoce, ni toma partido en discrepancias: no asume postura alguna») es muy problemática. Requiere un desarrollo. El verso completo requiere una explicación amplia.
    Por otro lado ¿ya está colgada en algún lado la charla de Batchelor de noviembre?.
    Un saludo.

    1. Hola Daniel. La charla aún no está disponible, que yo sepa. Puedes googlearlo; yo cuando me entere la colgaré aquí en el blog.
      Respecto a la estrofa, lo que puedes hacer es leer otros poema de la misma colección u otros textos que traten el mismo tema. Es el Atthakavagga (capítulo de los octetos), que se encuentra dentro del Suttanipata del Khuddaka Nikaya. Gil Fronsdal publicó hará cosa de un año una nueva traducción, titulada “The Buddha before Buddhism”.
      A lo que creo que apunta es que cuando uno se aferra a posturas se enmaraña y empieza a tener ‘conflictos de intereses’ a la hora de interpretar el mundo. Además a las posturas invertimos emociones e identidades. La meta del Buda en esos poemas es la paz (santi) y la superación las disputas.
      El segundo verso lo entiendo como “no está limitado por lo que conoce”.

      1. Hola a todos/as.
        Voy a poner un ejemplo sobre el aferramiento a posturas para ver si consigo entender algo sobre el poema «de Buddha». Sabemos que una gran parte de la humanidad está bajo el umbral de la pobleza. Yo defiendo (¿me aferro?) a la postura: unos pocos concentran la riqueza en sus manos. Es un tema de debate recurrente y hay mucha gente que tiene argumentos que defienden que esta situación es así, fue siempre así y lo seguirá siendo; que lo que hay que hacer es etc., etc., etc. Hay también gente que no piensa así. La gama de posturas es amplia… Pero los datos manejados, y la realidad circundante, muestran que la mayoría de la población mundial vive bajo el umbral de la pobreza. ¿Me he enmarañado y empezado a tener «conflicto de intereses»?.

      2. Es muy buen dilema Daniel. El dato del porcentaje de gente que vive en ciertas circunstancias es eso, un dato. Uno se enmaraña cuando, habiéndose establecido y atado a una postura, el objetivo se vuelve defenderla a toda costa; cuando el compromiso ya no es con «la verdad», sino con la postura, y se amasa todo lo que la ratifique y desestima todo lo que la cuestione, etc.
        La pregunta es ¿es cualquier idea sobre algo una ‘opinión’ o ‘postura’? Yo creo que no. Esto es una indagación pragmática en casos concretos: ver qué relación tengo con mis propias opiniones. Y me guío por el lenguaje sugerente del poema: enredarse, estar en dependencia, rebajar, considerar superior e inferior… Si salgo de lo personal y concreto y me voy a lo abstracto, lo hipotético, a demostrar o refutar, a considerar si algo es cierto en todos los casos o en ninguno, aunque lo que esté debatiendo sea el poema, me convertiré en un ejemplo de lo que describe.

  3. Gracias por compartir. Yo tengo más de un amigo del otro bando y me he descubierto con mi tendencia a la reacción emocional. Ahora sigo compartiendo con ellos lo que tenemos en común y evito argumentar las diferencias. Yo sigo mi camino intentando ser honesta (siendo sincera conmigo misma) y generosa (no juzgando a los demás por sus ideas). Todos tenemos muchos condicionamientos para ver el mundo como lo vemos.
    Y confío en que todo lo que está ocurriendo en Cataluña, que es enorme a muchos niveles y tiene un alcance planetario, traiga luz y paz.

  4. Mucha gracias por la valentía!! Es un tema difícil que nos está haciendo sufrir a todos. A veces duele saber que es uno el que, queriendo sólo el bien, lo que en realidad hace es provocar dolor. Al margen de que exista o no una visión más acertada que la otra me quedo con este párrafo que encuentro muy inspirador:

    «No sé si es realista estar sin opiniones en medio de este embrollo, pero lo que podemos hacer es sostenerlas de forma menos rígida, con más espacio, y vigilar a qué nos condicionan. Porque si las agarro con demasiada fuerza me olvido de que lo hacía porque creo que son beneficiosas, y en nombre de hacer el bien lo hago mal.»

  5. Buenas tardes, soy Jose Manuel De la Fuente, estuve en el retiro de Batchelor, que ansiaba, hace mucho tiempo, así como conocerla. Ansiaba tener un grupo donde poder compartir, lo que muchas veces vivimos en solitario, de lecturas y redes sociales. Cuando vi la convocatoria y que era abierta se me abrio un mundo, no obstante, antes de ir y deseando la respuesta que mas me convenia, pregunte por telefono, si podría asistir, ante mis limitaciones de idioma de las que soy consciente, por no hablar Ingles, ni catalan (aunque lo entiendo) y hablar frances, pero no para sacarle todo el «jugo» a algo tan importante como el grupo y Batchelor. La respuesta expresa fue de mi agrado y satisfaccion, que no habia problema porque se trauciria al español (o «castellano»). El encuentro me gusto mucho, muchisimo, y lo repetiria, pero no pude sacarle todo ese jugo, ese nectar que deseaba libar. Y ello porque no cogia todo lo que se decia en catalan, casi todo, pero no todo, yo lo queria todo, pero este no fue el problema aunque fue frustrante a veces.
    Pero mi reflexion no os la hago por este tema del idioma, sino por los aconecimientos que vivimos, en la que os confieso que no milito en nada, ni me apasiona ningun bando ( si es que son bandos), y es que, volviendo al retiro, lo pase mal, me estropeo gran parte del retiro sentir que yo alli estaba sobrando, que era el «bicho raro», y hubo momentos en que me mostraba interiormente furioso, con la situacion, no porque no tuvieran derecho a expresarse en una lengua maravillosa como el Catalan, vernacula o materna, sino porque lo veia como una imposicion y peor una traicion.
    Nada mas lejos de la realidad. Descanse de estos pensamientos que me asaltaban en las mediataciones cuando comprendí que mis «hermanos» de retiro, estaban haciendo algo que muy pocas veces pueden hacer y es disfrutar del catalan, en un retiro, y descanse en la compasion de que ellos necesitaban esto, y a mi eso no me hacia daño, me ayudaba. ¿Como m eiba a ahcer daño que ellos estuvieran empleando su habla para aprender y desarrollarse espeiritualmente? si ellos estaban gozando de eso, ¿porque me hacia daño a mi?
    Todo cambio radicalmente, me pacifique, deje depensar y me entregue en la medida qu epuedo, con mis imperfecciones a meditar, lo quye vengo haciendo durante años. Ademas recorde el poema de Tagore:

    «Donde habitas no es más que un mínimo rincón de esta tierra.
    Hasta donde tus ojos llegan
    Alcanzan tan poco…
    A lo poco que oyes
    Añades tu propia voz.
    Mantienes bien y mal, blanco y negro,
    Cuidadosamente separados.
    En vano trazas una línea
    Para establecer un límite.

    Si hay una melodía escondida en tu interior,
    Despiértala cuando recorras el camino.
    En la canción no hay argumento,
    Ni llamada al trabajo…
    A quién le agrade responderá,
    A quien le agrade no pasará impasible.
    ¿Qué importa que unos hombres sean buenos
    Y otros no lo sean?
    Son viajeros del mismo camino.

    No juzgues,
    ¡Ay!, el tiempo vuela
    Y todo debate es inútil.
    Mira, las flores florecen en el borde del bosque,
    Trayendo un mensaje del cielo,
    Porque es un amigo de la tierra;
    En las lluvias de julio
    La yerba inunda la tierra de verde,
    Y llena su copa hasta el borde.
    Olvidando la identidad,
    Llena tu corazón de sencilla alegría.
    Viajero,
    Disperso libremente a lo largo del camino
    El tesoro se reúne a medida que caminas.»

    Un balsamo para nuestra espiritualidad.
    Creo que salirse de la realidad de lo que vivimos es solo de los elegidos que con esfuerzo y lucha consiguen que su mundo sea mas real, menos ilusorio.
    Os pediria a los militantes de sentimientos del catalanismo que ejerzais y lleveis a la practica, tambien aquí, la superacion del DUCKKA, que os inunde la compasion, y que vuestros temores se disipen en el octuple sendero. Lo demás es impermanencia pura, las banderas tambien.

    1. Gracias Jose Manuel por tus palabras. Todos recordamos con mucho cariño ese primer retiro. Respecto a tu última frase, querría aprovechar para recordar que esto trata de trabajo personal, no de lo que podrían hacer los demás 😉

  6. La pregunta para mí pertinente aquí es si un retiro es un sistema. Si lo es, las necesidades de todos y cada uno de los participantes va más allá de ser de cada uno y se convierte en una necesidad del sistema. Si todas las necesidades del sistema fueran acogidas, no quedaría nadie por encima de nadie. Mi creencia es que estamos donde estamos precisamente por no entrar en los conflictos, por no exponer con claridad las necesidades y por no darle acogida. Como dice la Comunicación no Violenta, detrás de cada sentimiento agradable de vivir hay necesidades satisfechas y detrás de cada sentimiento desagradable de vivir hay necesidades insatisfechas. Quien dice un retiro dice cualquier grupo.

  7. Completando lo anterior, nos sorprenderiamos de cómo los bandos coincidirían en las mismas necesidades: libertad, expresión, identidad, conexión, etc. Y de como en lo que se difiere es en las estrategias para satisfacer esas mismas necesidades.

  8. Me surge una pregunta:
    ¿Cuando un colectivo lleva más de 300 años pisando a otro —aunque este se haya dejado pisar o haya lamido el culo de quien lo pisa—, la claridad innata de nuestra mente no da una respuesta clara?

    1. Creo que la claridad empieza por mostrarnos que la situación nunca es tan clara, tan sencilla, tan blanco o negro. Y eso no tiene por qué eliminar tu postura, pero la informa, le da sutilezas, y con suerte permite una actitud más sana hacia el conflicto, que no pase por el odio, el rencor, etc.

      1. Que difícil es esto. Si uno dice que la situación no es tan clara puede parecer tibio «y a los tibios los vomitaré de mi boca». Los militantes dicen «hay que actuar, vamos a vencer, no nos detendran» y tener las cosas claras, en blanco y negro, hace más fácil la acción, nos dice quienes son los buenos y quienes los malos. La claridad debería mostrarnos nuestros propios motivos y justificaciones, tanto para la tibieza como para el blanquinegrismo, porque en las motivaciones es donde anda el diablo (maya) y en su discernimiento el despertar. Al menos eso me parece a mi.

      2. La realidad no encaja en visiones simplstas de bueno o malo, los nazis tienen argumentos, quizás defender los judíos o gitanos o homosexuales no es tan claro…

        Cuando dices que tienes una amiga del otro lado, quieres decir que tu eres del lado antiautodeterminación, a favor de la sumisión de un pueblo y la persecución i devaluación de siglos de su lengua y cultura?

      3. No. Cuando me paso todo el artículo eludiendo quién tiene qué postura es precisamente para evitar estos ataques e intentar que la gente interactúe con los argumentos mismos, y he repartido a ambos lados… Además me lee tanta gente de latinoamérica como de la península.
        Estás enfadado, dolido, frustrado. Yo también lo estoy. Y cuando reconozcamos esto entonces quizás se posibilita una conversación mejor, desde el dolor no desde la ira reactiva, y nada de esto significa que uno deba tolerar lo intolerable, en ningún momento. Creo que lo que tenía que decir ya lo dije en el artículo.

      4. No estoy enfadado ni dolido, la verdad. La opresión entre naciones, como qualquier violencia, no es de bodhisttva y ya está, no crees? Ni aquí ni en latinoamerica ni en ningún sitio. Y no lo digo con afán de pelear, simplemente de debatir esta cuestión —practicantes del Dharma respecto situaciones sociopolíticas reales—.

        Un abrazo.

      5. Estoy de acuerdo. Pondré el dharma en contra de la violencia; pero lo que no hice en el artículo (y mantengo) es asignarle una opción en la papeleta del 1-O.

      6. Ah, hombre! Esto claro que no. Si el conflicto en cuestión no es independencia sí o no, es respeto entre naciones o no (osea el derecho a la autodeterminación en este caso). : )

      7. Entonces diríamos que la opresión China en Tibet no es tan clara?
        ps: sin duda la actitud sana sin odio, etc. es clave

      8. La claridad es precisamente este discernimiento. Es sabido que posturas dogmáticas e irreflexivas facilitan la acción decidida, pero que esta acción sea sabia y práctica es otra cuestión. La claridad hace falta precisamente para condicionar una respuesta mejor.
        En los conflictos ambos lados suelen desarrollar una visión sesgada del problema, y esto no conduce a la comprensión y a la concordia. Se desarrollan visiones caricaturescas del otro e idealizadas del propio bando. Esto es lo que apunté en el artículo, con cómo cada bando simplifica al otro proyectándole toda la maldad y desarrolla una visión impoluta de sí mismo. (Y ahí se alimenta nuestra capacidad para el odio y la violencia, que puede ser física o puede ser interna.) La historia suele ser más compleja, incluso la del Tíbet, en la realidad no encajan visiones simplistas de buenos y malos, y normalmente ambos lados tienen sus argumentos y su errores, que provienen de alguna forma de dolor.

  9. Hay una enseñanza zen que dice: «Cuando dejas a un lado tus opiniones, entonces la verdadera opinión aparece. Si te apegas al vacío ni Buda podrás salvarte» .

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