Termina la navidad, los reyes magos se han ido, y ¿qué llega? Las rebajas. El sistema actual es muy inteligente, pues por escandalosamente obvio y visible que resulte su estratagema (empezar las rebajas justo cuando termina una época tradicional de compras ‘obligatorias’, para que sigamos gastando…), muchos picamos. Picamos a sabiendas del truco. Los medios y la publicidad, como apuntó David Loy en su curso en Barcelona hace unas semanas, sirven para normalizar cosas que podrían ser diferentes, que quizás incluso deberían ser cuestionadas.
Claro, queremos aprovechar que a partir de hoy y durante una época todo es más barato, aunque acabemos de gastarnos la tarjeta de crédito en las últimas semanas porque, claro, tampoco vamos a retrasar los regalos navideños… Bueno, y todo es más barato hasta que se junte con otra época de rebajas. Y por supuesto, más barato respecto un precio habitual que seguramente está hinchadísimo, con lo cual la rebaja es falsa. Al final nos encontramos en una situación de rebajas casi constante: la cuestión es que siempre sea un momento oportuno para comprar, da igual si la excusa es el día del padre o que ha empezado el otoño. Y como los de marketing conocen bien la tendencia humana a fijarnos en lo que tenemos delante en lugar de pensar con vista de pájaro, nos la cuelan.
El otro día fui a comprar un par de regalos para mis padres y, ay, salí con un caprichito para mí. Entonces pensé: ¿y si me pusiera la norma de que cada vez que me compro algo innecesario, estúpido, por puro capricho, tengo que hacer un donativo a alguna causa solidaria? Sería un sistema, para empezar. Pero muchos tienen una objeción inicial y casi automática cuando piensan o les animan a dar dinero a alguna organización: que si vete a saber tú si el dinero llega, que si gastan mucho en publicidad, no reparten bien el dinero, que si son un negocio, etc. Si bien estas cosas son ciertas en algunos casos, siempre me ha parecido que estos discursos no son más que excusas irreflexivas para legitimar la falta de ganas que uno tiene para donar. Con una verdadera intención de contribuir, uno se molesta a investigar qué organizaciones son solventes en lugar de hablar desde el desconocimiento para no tener que replantearse nada. La famosa excusa de «en el fondo la gente lo hace para sentirse bien con uno mismo» es más patética todavía: no siempre es cierta y, aun cuando lo es, si lo importante es la causa, no creo que moleste que de paso el que da dinero se sienta bien por ello, ni eso afecta negativamente a la colaboración monetaria. Y uno siempre puede involucrarse con tiempo y no con dinero. Es más, esa excusa del sentirse bien uno la pone para no sentirse mal por no colaborar, así que más ridícula me parece todavía.
Así que, ahora que empiezan las rebajas, lanzo estas reflexiones invitándonos a todos a que pensemos si, en lugar de ir de compras los próximos días, podríamos pensar en hacer alguna donación o involucrarnos en alguna asociación solidaria. Se puede ayudar a Camboya o a los más necesitados de nuestro barrio; puede hacerse puntualmente o de forma continuada; se puede dar dinero, tiempo o ofrecer nuestros servicios profesionales de forma gratuita. La acción social puede ser parte de nuestra práctica del dharma, y volviendo a recordar el taller de David Loy, uno no tiene por qué unirse a una causa relacionada de alguna forma con el budismo ni crean una organización budista nueva: puede simplemente unirse a cualquier plataforma ya existente, incluso ayudar en el comedor social de Cáritas.
Sin embargo, ya que este blog va de budismo y mi experiencia directa está relacionada con ello, os quiero presentar varios proyectos que la Canadian Engaged Buddhism Association lleva a cabo en Lumbini (Nepal), el lugar de nacimiento del Buda. Estuve ahí un par de semanas el abril del 2014 y los conocí de primera mano, así que he visto lo que hacen, he comprobado que el dinero llega y se hacen con él grandes cosas.
Lumbini está en una zona muy pobre del sur del Nepal, muy cerca de la frontera india, y pese a ser un lugar renombrado por haber nacido el Buda allí, todos los esfuerzos del gobierno nepalí parecen destinados a convertir Lumbini en un parque temático budista y una meta de peregrinaje. Eso les da dinero. Familias nepalís e indias han construído y seguirán construyendo hoteles y restaurantes. Y a pesar de todo lo realizado, muchos habitantes siguen viviendo en condiciones de pobreza, pésima higiene y sin educación básica. Incluso la mayoría de los monasterios, templos y hospederías para peregrinos que los distintos linajes budistas han plantado ahí se mantienen en una burbuja exhibicionista, al margen de la acción social que esa zona tanto necesita. No sólo se hace poca labor social, sino que ni siquiera parecen interesados en impartir el dharma. Me encontré algo desamparado al constatar la poca actividad educativa budista que se ofrece: un par de centros que hacen un retiro al mes y poco más. Pese haber templos de todas las tradiciones unos al lado de otros, no encontré la oportunidad de aprender de sus enseñanzas: no organizan cursos ni charlas, se limitan a acoger a peregrinos.
¿Por qué no utilizar precisamente esa tierra tan especial para propagar y aplicar las ideas transformatorias que el Buda predicó? Esa es la visión del Venerable Metteyya Sakyaputta, un monje theravada nacido ahí, su madrina canadiense Bodhi Sakyadhita (nombre monástico) y un pequeño equipo de gente. Sus proyectos principales son tres.
El primero, Metta School, es una escuela que ofrece educación sin coste alguno a los más desfavorecidos de la zona. La empezaron Metteyya y su hermano cuando eran pre-adolescentes, explicando bajo un árbol a los más pequeños lo que ellos habían estudiado pocos años atrás. Hoy cuentan con dos escuelas que educan a 900 niños gratuitamente. Al final del artículo os dejo un vídeo sobre Metta School: es de 2009, pero sigue ofreciendo una buena presentación. Siguió el Peace Grove Institute, un centro para la liberación de las mujeres que educa y hospeda a niñas que de otra forma hubieran sido casadas hacia los 10 años. Algunas de ellas se hacen monjas budistas, otras no.
Ambos proyectos están inspirados por ideas budistas pero no ofrecen en si una educación religiosa limitante: yo vi a familias hindús y musulmanas enviando ahí a sus hijas para que fueran educadas. El último proyecto, aún por realizar, es el Bodhi Institute: un centro de dharma que acogerá retiros y cursos en un espíritu no-sectario, queriendo ser un puente y un terreno común entre las distintas tradiciones y que, a parte de realizar actividades propiamente sobre budismo, priorizará la difusión de una cultura de paz y de respeto al medio ambiente.
Mi estancia en Lumbini me inspiró, y las alumnas del Peace Grove Institute que conocí me sorprendieron con la profunda y sincera amabilidad y disponibilidad que el Buda llamó ‘metta’ (amor, amistosidad). Conociéndome de apenas unos días, cuando caí enfermo del estómago se preocuparon por mí ¡y hasta mandaban tuppers de arroz hervido a mi hostal! Me gustó que todos esos proyectos, aunque incluían las enseñanzas budistas y estaban inspirados por ellas, no vendían sus actividades ni sus valores como exclusivos del dharma, y de hecho muchas de sus actividades no eran explícitamente budistas (plantar árboles, educación secular gratuita).
Puedo recomendar con conocimiento de causa que son proyectos confiables y sólidos, y os animo a contribuir con la cantidad que sea a través de esta página. Si queréis donar al Bodhi Institute, que no está listado en las opciones, podéis especificarlo como nota o comentario al enviar el pago. Quiero señalar que el objetivo de esta entrada es la reflexión sobre nuestros gastos y nuestra colaboración en causas y proyectos, sean cuales sean; sencillamente me ha parecido positivo presentar una opción que he conocido y que, por lo tanto, puedo recomendar. Os agradeceré que, si los proyectos comentados os interesan, ayudeis a su difusión; y si conoceis otros en los que esteis o no colaborando, aprovechad el inicio de las rebajas para propagarlos entre vuestros amigos y conocidos. También podeis presentarlos aquí abajo en la sección de comentarios y, como siempre, cualquier debate sobre este tema será muy bienvenido.