7 lecciones de los retiros de meditación que podemos aplicar al confinamiento

En ciertos círculos, lo de aprovechar el confinamiento como semi-retiro, para tomar perspectiva o bajar el ritmo, ha alcanzado a gran velocidad el grado de cliché. Y la idea guarda valor. Por encima de todo siento que, ahora que empezamos a normalizarla, esta etapa ermitaña nuestra puede servirnos para explorar formas de integrar la meditación en nuestra vida cotidiana y, más en general, de aumentar nuestra ‘cantidad’ de práctica.

Con tanta gente ofreciendo actividades online, los recursos no faltan, incluyendo retiros virtuales. Como alternativa, puedes hacer uno en plan DIY: eliges un retiro de entre catálogos como Dharmaseed (en inglés) o AudioDharma (inglés y castellano) y sigues sus grabaciones durante unos días.

Pero algo me ronda la cabeza desde que se vislumbraba el confinamiento. Gente a mi alrededor se angustiaba ante la idea de pasarse nosecuantas semanas en casa, temiendo volverse chiflados. Me di cuenta del reto que todo esto supondría en términos de salud mental. Yo, incluso habiendo pasado meses de retiro, no salté de alborozo al imaginarme encerrado en mi mini-apartamento. Sin embargo, imaginé que tendría cierta ventaja.

Así que me pregunté: ¿qué he aprendido de mis retiros que pueda servirle a la gente a afrontar su forzada reclusión? Y decidí también pedir input a dos buenos amigos dhármicos. Aquí van 7 humildes lecciones sacadas de los retiros de meditación que podemos aplicar al confinamiento.

1. Sé consciente de qué necesitas.

Empiezo con mi amigo Ferran Mestanza, director del Centro de Mindfulness de Barcelona. Él comenta:

El principal aprendizaje que he obtenido de mi experiencia en retiros de meditación, y que más me ayuda ahora, es orientarme al auto-cuidado. Preguntarme qué necesito momento a momento y permitírmelo, siempre que no sea nocivo para mí o para los demás. Es muy importante que a lo largo del día vayamos observando qué necesidades fundamentales no atendidas hay detrás de nuestro malestar físico y emocional.

Quizás necesitas parar de hacer cosas y descansar, o dejar de mirar hacia fuera y conectar contigo, o nutrirte de estados mentales saludables de calma y serenidad, o ir más despacio, saboreando los pequeños momentos preciosos del día a día, o abrir el corazón a tanto sufrimiento y conectar empáticamente con un ser querido… O a lo mejor simplemente necesites valorar lo bueno y maravilloso que se presenta momento a momento: la vida, la respiración, el amor. Ahora, quizás más que nunca, comprendemos la importancia de encontrar la paz interior.

Esto conecta muy bien con lo primero que se me ocurrió cuando me puse a reflexionar en este tema, y que tiene que ver con permanecer atento a las circunstancias del momento y respondiendo a ellas.

2. No escribas un guión al confinamiento.

Llegas al retiro con un guión, pero pronto te das cuenta de que ya lo puedes tirar por la ventana, porque el retiro tiene otro guión para tí. Esto no significa que no puedas planificar —hacer retiros temáticos es muy beneficioso. Se trata de evitar que esos planes te impidan seguir escuchando la melodía del momento. En este confinamiento proponte hobbies y metas si quieres, pero permanece siempre abierto a lo que la experiencia (que aún no conoces) te pedirá y te enseñará.

3. No tengas sólo un horario, sino también un plan sobre cómo saltártelo.

Encontrar ese equilibrio entre estructura y sensibilidad no es fácil. Uno de los consejos que más hemos oído desde que empezó el confinamiento es que es importante ponerse un horario. Queremos no ser inflexibles, y permitirnos romperlo, como comentaba Ferran, pero tampoco tanto como para que deje de tener sentido que exista el horario.

En tu trabajo a veces maldecirás la rigidez del horario. Sin embargo, de todas las veces que te quejas, unas cuantas de ellas tienes suerte de no poder saltártelo a la torera. A menudo podemos más de lo que nos pensamos, y ceder siempre al impulso reactivo del «voy a hacer un break» puede ser muy nocivo —como sabrá cualquiera que trabaje en casa como autónomo.

Sin un plan sobre cómo saltarte el plan, estarás a merced cualquier viento que sople. Decide por anticipado el grado de flexibilidad que tendrás, cuántas veces puedes hacer ajustes, bajo qué clase de circunstancias y de qué manera. Y ese criterio, por supuesto, sigue abierto: experimenta y aprende.

4. Tu mente tiene un clima interno, cambiante.

Una gran lección de los retiros, cuando uno pasa un largo tiempo en soledad y con menos estímulos de los habituales, es que la mente tiene sus ritmos, sus altos y sus bajos. Es su clima interno. Y, como todo clima, va variando: a veces hace calor, a veces llueve, etc. No siempre hace el mismo tiempo y no sacaremos nada de pelearnos con ello.

De retiro tomamos consciencia de hasta qué punto nos tiran y nos empujan los estados de ánimo, nuestras preferencias y nuestras opiniones, sin libertad alguna por nuestra parte. Decía Ajahn Chah que practicar siguiendo a los estados de ánimo es como no practicar: nunca se llega al dharma. Pero contemplando cómo van y vienen aprendemos a tolerarlos, comprenderlos, abrazarlos. Dejamos de pelearnos con los chutes de inspiración y los bajones de ánimos, y recordamos que son pasajeros, fenómenos naturales que siguen sus propias circunstancias.

5. Mirar para adentro no es mirarse el ombligo.

Es fácil confundirse. Retirarse en soledad no significa dar prioridad y a todos los pensamientos egocéntricos, es decir, ‘centrados en mí’. Prestar atención a los sentidos es tan parte de tu experiencia como otras cosas —que, de hecho, al final siempre se asientan en estímulos sensoriales. La división dentro/fuera no siempre ayuda.

Pases este confinamiento sólo o con otra gente, no olvides la gente más allá de las paredes. Piensa en quienes trabajan más que nunca, en centros sanitarios, farmacias, establecimientos de comida, repartiendo —las bodhisattvas del Covid-19. Regocíjate en sus buenos actos y agradécelos. Te ayudará a conectar: el aislamiento es un estado mental.

6. Usa tus sentidos.

Lo del ejercicio es otro mantra de este confinamiento. Pero no es sólo cuestión de hacer yoga o vídeos de HIIT. Ponte música, muévete, baila sin que nadie te vea, canta. Me cuesta recordar un retiro largo en el cual no me haya saltado las «normas» y, en algún momento u otro, no me haya puesto una canción. La experiencia es brutal.

No soy dado al ritual ni a la recitación, pero en retiros verdaderamente largos sí me he sentido movido a incluir mi voz como expresión de mi práctica. Al final, es importante incluir el organismo entero en lo que hacemos, y especialmente en situaciones que nos tienen limitados de alguna forma. ¿Dónde está el dharma en nuestros ojos, en nuestro olfato, en los dedos de los pies?

7. Vigila con las expectativas de la vuelta.

Y termino con las reflexiones de otro buen amigo, el Lama Norbu (Román Sánchez), director espiritual del proyecto Casa Virupa:

De retiro cogemos distancia respecto a nuestros vínculos y nos replanteamos nuestras prioridades. Lo importante se hace manifiesto y se impone a lo urgente. Sin embargo, tenemos que hacer economía de nuestras expectativas para cuando volvamos al mundo, que ha seguido girando al mismo ritmo pese a nuestros aprendizajes. Es igual de injusto e igual de hermoso, sigue siendo extraordinario… pero no nos equivoquemos: tanto como antes de empezar nuestra reclusión.

Es imprescindible recordar que el verde de la montaña será el mismo verde de siempre, que las personas de nuestra vida no tienen por qué adaptarse a nuestra proyección, que el mundo no cambia porque nosotros hayamos decidido comprenderlo. Nos ahorraremos muchas frustraciones. Al fin y al cabo, la sabiduría de la práctica es la que ve cómo son realmente las cosas y cómo funcionan, permitiéndonos ser útiles y relacionarnos con lo que sucede.

La misma lección podemos aplicarla a este confinamiento forzado: no esperemos que todo sea diferente a la vuelta. Seamos cuidadosos con los vaticinios que estos días proclaman que tras la cuarentena el mundo será mejor, más limpio, más solidario, más consciente del valor del colectivo. Seamos nosotros el cambio contundente, habiendo visto el valor que tiene tomarse la vida de otra forma, pero ¡que no nos frustre el intento si el resto no nos sigue!

Estoy seguro que me dejo un montón de posibles lecciones. Espero que las incluídas aquí os hayan sido provechosas. Si queréis usad la sección de comentarios para compartir lo que os está ayudando estos días y las dificultades que encontráis.

No olvidéis de echar un vistazo a las actividades online del Centro de Mindfulness de Barcelona, como meditaciones online y sesiones individuales de mindfulness; y también las de Casa Virupa, que además de meditaciones guiadas ofrecerá un retiro online sobre acoger la impermanencia. Y si os gusta este blog considerad apoyarlo en Patreon. ¡Un abrazo fuerte!


Gracias a los mecenas Yolanda Blanch e Iván por su apoyo continuado.

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3 comentarios en “7 lecciones de los retiros de meditación que podemos aplicar al confinamiento

  1. Gracias por estas siete lecciones !!

    Esta semana me ha hecho replantearme el punto 2. Me he frustrado al querer tener una organización diaria pero me ha sido imposible con un bebé de 6 meses.. atención plena !!!
    Y hoy, domingo, precisamente he llegado a la conclusión del punto 3 🙂

    Eso sí, he vuelto a meditar después de 6 meses
    . Me gustaría hacerlo por las mañanas pero lo tengo que hacer por las noches. Y si puedo durante las siestas del bebé, hago alguna más.

    Me gustaría hacer una clase se yoga, una de gimnasio, aprovechar para limpiar la casa a fondo etc etc… pero no puede ser en estos momentos. Así que he decidido ir con la calma, disfrutar del bebé, de la pareja y del » parar «. Y aprovechar este » parar» para hacer un trabajo de introspección.

    Tu comentario me ha venido como » como anillo al dedo» 😊

    Gracias 🙏💚🌼

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