¿¿Es el mindfulness realmente una atención que no juzga??

El poema de Rumi que más lo peta en entornos de mindfulness secular probablemente sea «La casa de huéspedes.» Dice así:

El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad,
cierta conciencia momentánea llega
como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos
que vacían tu casa con violencia,
aún así, trata a cada huésped con honor.
Puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite.
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien quiera que venga
Porque cada uno ha sido enviado
Como un guía del más allá.

El mensaje es claro: no rechaces ninguna de tus experiencias y aprende de todas ellas. Es bastante consonante con lo que suelo llamar «actitud meditativa» y que aprendí durante mi tiempo con Sayadaw U Tejaniya. Sin embargo, cuando miramos a los antiguos textos budistas encontramos al mindfulness comparado con un guardián cuya función no es tan simpática con los huéspedes.

Así como una ciudad amurallada tiene un guardián astuto que niega la entrada a los desconocidos y deja pasar a los conocidos, así es ‘mindful’ un discípulo noble. Muestra el máximo mindfulness y vigilancia, y recuerda lo dicho y hecho hace tiempo. El noble discípulo que tiene al mindfulness como guardián suelta lo que es nocivo y cultiva lo que es beneficioso.

Nagaropama Sutta (AN 7.67)

¿Y ahora qué hacemos con esta aparente contradicción? Ya estoy dejando entrever que yo creo en una interpretación que amalgama ambas imágenes. Sin embargo, quiero apuntar que no existe una sola concepción de qué es el mindfulness. No sólo ya no creo que el budismo tenga la última palabra, porque el mindfulness no es propiedad suya, sino que ni los budistas se ponen de acuerdo.

Para dar un ejemplo: la escuela de pensamiento theravāda considera que el mindfulness es siempre una cualidad ética, mientras que la sarvāstivāda la define como éticamente variable. Así que ni tan siquiera ellas podrían resolver el dilema de si un francotirador puede ser mindful o sólo atento.

He recordado este dilema porque mis amigos de Casa Virupa me han invitado a ofrecer dos sesiones online sobre los cuatro satipaṭṭhāna, que hemos titulado Formas de estar presente‘. Y pensé que era un buen punto de partida: ¿Es el mindfulness lo mismo que estar atento o ser consciente? ¿Qué significa estar presente?

Jon Kabat-Zinn

Jon Kabat-Zinn define mindfulness como «la conciencia (awareness) que surge de prestar atención, a propósito, en el momento presente, sin juzgar.» Y a veces añade «al servicio de la comprensión de uno mismo y de la sabiduría.»

Si vamos a las fuentes budistas, como el Satipaṭṭhāna Sutta (MN 10), encontramos entre los ejercicios propuestos concebir el cuerpo como no-atractivo, distinguir entre formas de placer carnales (sāmisa) o espirituales (nirāmisa), abandonar ciertas cualidades mentales y perseguir otras… Mindfulness también tiene un gran papel en lo que se llama ‘control de los sentidos’ (indriyasaṃvara), que incluye deliberadamente apartar la atención de ciertos estímulos. ¿No son todo eso juicios?

No haré spoilers de lo que voy a elaborar en esas dos sesiones, ni entrar en los mil recobecos de este tema, pero sí quiero esbozar a grandes rasgos en qué sentido creo que hay que interpretar eso de no juzgar. (Por si os va leer papers, he añadido bibliografía al final del artículo.)

¿Tengo que dar la bienvenida al impulso de ira que está empeorando mis relaciones? ¿Al enésimo deseo de unos zapatos bonitos, que luego se apilan en mi armario? Y si sí, ¿qué significa exactamente ese ‘dar la bienvenida’ y qué no significa?

En resumidas cuentas: el juicio que se busca evitar es el automático, a menudo compulsivo y cargado de aversión; pero la capacidad de discernir no se tira por la borda, sino todo lo contrario: se cultiva. Confundir ambas cosas desemboca en una práctica de ser espectadoras impotentes de nuestros patrones repetidos. Por si solo, observar ni transforma ni libera.

Estar presente es residir en esa vía media entre seguir ciegamente a un impulso y darle cuerda, cosa que refuerza un hábito, y reprimirlo sin escucharlo, pretender incluso que no está sucediendo. La imagen del guardián corresponde a la función protectora del mindfulness —una de las varias que tiene. Su motivación es, como mínimo, el bienestar propio y de las demás personas. De pie en la puerta, se asegura de conocer tan bien como sea posible al huésped que ha llegado. La siguiente vez que aparece, le reconoce.

Esta capacidad de presencia, memoria y reconocimiento, es la que permite algo fundamental: mindfulness aprende. No es por nada que la lengua tibetana usa el verbo «familiarizarse» (sgom) para lo que nosotros llamamos meditar o practicar.

El poeta sufi Rumi

No puedo aprender de mi experiencia si no estoy presente con ella. Es cuando estoy perdido entre la niebla mental que se me cuelan por debajo de la puerta cantidad de estímulos, reacciones y comportamientos de los que después me siento víctima. Y al no haber estado ahí, no sé qué cara tienen ni puedo atar cabos entre conductas y resultados.

Aprendo aquello que dispara en mí conductas malsanas, patrones de pensamiento nocivos; aprendo cómo construyo mi experiencia, cómo funciona la misteriosa criatura de mi atención. La definición budista mencionaba también recordar. ¿Y qué recuerdo? Recuerdo mis aspiraciones, la orientación de mi existencia consciente, para que así se alineen mis palabras y mis actos con mis intenciones.

En el momento crucial, el guardián reconoce quién está en la puerta y recuerda qué sucede cuando entra: el famoso —y tan indispensable— momento de pausa. Y entonces decide desde un discernimiento sabio, no desde el reflejo habitual e inconsciente.

A través de una atención más íntima, completa, y más estable frente a las agitaciones, contemplamos el ir y venir de nuestras experiencias, el perpetuo tira y afloja de nuestra reactividad; y si nos mantenemos ahí, estamos verdaderamente presentes.

Los textos budistas antiguos, de hecho, parecen usar el adjetivo ‘mindful’ (sato o satimā) para describir el estado menos reactivo que resulta de la práctica. Ni una sola vez el Satipaṭṭhāna Sutta nos instruye a estar mindful, sino a contemplar (anupassati) y a comprender o reconocer (pajānāti). Estar presente es lo que emerge de nuestra capacidad de relacionarnos con lo que sucede dentro y fuera de nosotros de manera no reactiva.

Esta ambigüedad en el uso del término es parte de lo que generó discrepancias entre las escuelas que buscaban sistematizar las enseñanzas del Buda. Y si relees la definición de Kabat-Zinn, verás que no define mindfulness directamente como prestar atención, sino como algo que surge de una manera concreta de hacerlo.

Quizás, si tuviéramos que ligar en una sola salsa los ingredientes de Rumi y del guardián, habilitaríamos una salita de espera donde algunos huéspedes entran a tomar el te y a ser escuchados, pero no se les sigue la corriente más allá de eso. Sin hostilidad alguna, se les invita a seguir camino. En cierto modo, cada vez que elegimos no perseguir una rumiación, sino estabilizarnos en la consciencia del cuerpo o la respiración, estamos activando nuestro guardián sabio.

Estas son algunas de las ideas con las que estoy planeando empezar las sesiones con Casa Virupa. Siempre es un placer hablar de la práctica de satipaṭṭhāna, pero no siempre puedo ofrecer lo que imparto a quienes me leéis en el blog, así que me alegra poder esta vez. Serán sólo dos sesiones, incluyendo prácticas guiadas, así que lo que cabrá es limitado; pero intentaré seleccionar aquello que me parece interesante y aplicable, dando una visión lo bastante amplia del tema. Aquí tenéis toda la información para apuntaros si quisiérais: https://www.casavirupa.com/formas-estar-presente

Bibliografía
Anālayo, Bhikkhu. 2013. «Mindfulness in Early Buddhism». Journal of Buddhist Studies XI: 147-74. https://www.buddhismuskunde.uni-hamburg.de/pdf/5-personen/analayo/mindfulnessinearlybuddhism.pdf
———. 2019a. Satipaṭṭhāna: los orígenes del mindfulness.
———. 2019b. «Adding Historical Depth to Definitions of Mindfulness». Current Opinion in Psychology, Mindfulness, 28 (agosto): 11-14.
Dreyfus, Georges. 2011. «Is mindfulness present-centred and non-judgmental? A discussion of the cognitive dimensions of mindfulness». Contemporary Buddhism 12 (1): 41-54. https://info-buddhism.com/Mindfulness_Present-Centered_Nonjudgmental-Attention_Introspection-A-Discussion_Dreyfus.html
Gethin, Rupert. 2011. «On some definitions of mindfulness». Contemporary Buddhism 12 (1): 263-79.
Kuan, Tse-Fu. 2015. «Mindfulness in Similes in Early Buddhist Literature». Buddhist Foundations of Mindfulness.
Sharf, R. H. s. f. «Is Mindfulness Buddhist? (And Why It Matters)». Transcultural Psychiatry 52 (4): 470-84.


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4 comentarios en “¿¿Es el mindfulness realmente una atención que no juzga??

  1. El mindfulness es una práctica milenaria. He participado de un taller de mindfulness en una casa rural y la experiencia es magnífica. Lo recomiendo.

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