Grupo de meditación en Barcelona

Se inicia un grupo de meditación en Barcelona con el enfoque de este blog. Primer encuentro: ¡el 10 de febrero! Aquí tenéis un folleto informativo con algunas ideas iniciales. Por supuesto, se irá ajustando a lo que funcione mejor e irá evolucionando. Quién esté interesada/o que me escriba (Bernat, contacto en el folleto) y quien asista al primer encuentro que me indique por favor si para meditar usará cojín en el suelo o silla.

grupo barcelonaPodéis descargaros el folleto informativo en pdf AQUÍ.

Conciencia sin discriminación

Si te sientas en la orilla de un río después de una tormenta, ves el arroyo fluir, llevando gran cantidad de desechos. De forma similar, tienes que observar el movimiento de ti mismo —siguiendo cada pensamiento, cada sensación, cada intención, cada motivo— sólo obsérvalo. Esta contemplación también es escucha; es ser conciente con tus ojos, con tus oídos, con tu perspicacia, de todos los valores que los humanos han creado, y por los cuales estás condicionado; y es sólo este estado de atención total lo que pondrá fin a toda búsqueda.

Por favor, escuchad bien esto. La mayoría de nosotros piensa que ser conciente es una cosa misteriosa que hay que practicar y que deberíamos juntarnos cada día para hablar de ser concientes. Bien, no llegas a esa conciencia de este modo en absoluto. Pero si estás atento o conciente de cosas externas, la curva de una carretera, la forma de un árbol, el color del vestido de otro, la silueta de las montañas en el cielo azul, la delicadeza de una flor, el sufrimiento en el rostro de un transeúnte, la ignorancia, la envidia, los celos de otros, la belleza de la tierra, entonces, viendo todas esas cosas externas sin condenar, sin elegir, puedes navegar en la corriente de conciencia o atención interna.

Entonces te volverás conciente de tus propias reacciones, de tu estrechez de miras, de tus envidias. De la conciencia externa vas a la interna. Cuando hay conciencia interna de cada actividad de tu mente y tu cuerpo, cuando te percatas de tus pensamientos, tus sentimientos, tanto secretos como abiertos, concientes o inconcientes, entonces de esa percatación viene una claridad que no es provocada, no es construída por la mente. Y sin esa claridad puedes hacer lo que quieras, puedes buscar los cielos y la tierra y las profundidades, pero nunca hallarás lo que es verdadero.

– Jiddu Krishnamurti, Collected Works, Vol. XV, 242, Choiceless Awareness

Cómo meditar, incluso si eres muy impaciente

La meditación de la conciencia o atención plena (mindfulness), derivada de técnicas vipassana budistas, es cada día más popular, y está llegando al público general en gran parte gracias a sus efectos positivos en la salud física y mental demostrados científicamente, aunque descontextualizada de su marco ético y espiritual. (Si te interesa este tema, puedes leer Meditación fuera de contexto I y II.) Sin embargo, creo que es motivo de alegría para el bienestar general de la humanidad que esto esté sucediendo, así como cualquier otro método que reduzca el sufrimiento de las personas. Por mucho que desde un punto de vista budista esto no sea suficiente, no deja de ser algo positivo, parece, y el tiempo dirá si es cosa de un verano o no.

Un artículo del Huffington Post se enmarca en esta visión popular de la meditación secular, como algunos se la llama a veces, con el título de “Cómo meditar (incluso si eres muy impaciente).” No obstante, ofrece datos interesantes y propone 7 consejos para aquellos que quieren empezar un nuevo hábito: meditar.

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Una gota de atención

Creo que es acertado decir que nos pasamos la mayoría de nuestras horas de vigilia fijados en el pasado o el futuro. Revivimos experiencias dolorosas de nuestro pasado o construimos elaboradas escenas de lo que pensamos que podría pasar en el futuro, aunque raramente acertamos. Esto nos conlleva un gran sufrimiento mental. Nunca paramos para revisar nuestros pensamientos, sensaciones o emociones. Nos limitamos a obedecerlos ciegamente, lo que nos hace actuar de formas poco hábiles. Creo que una gran parte de lo que pensamos es, francamente, pura bazofia. No necesitamos hacer caso ciegamente a cada pensamiento; pero lo hacemos, tristemente. Lo que hacemos es torturarnos. Pero afortunadamente, hay otra vía.

Lago en Pokhara, Nepal.
Lago en Pokhara, Nepal.

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Meditación fuera de contexto (II)

[2 páginas]

En un artículo de hace poco más de dos meses, comentábamos los riesgos de sacar la meditación de su contexto original, y el peligro de la fina línea entre lo que es adaptación y lo que es apropiación, o empeoramiento, o decadencia. (Evidentemente, hasta cierto punto estas distinciones son subjetivas.) Pero lo que quedaba claro es que, por si misma, la meditación –el ahora tan de moda “mindfulness”– no implica necesariamente dharma, ni valores éticos, ni espiritualidad. Hay que preguntar: ¿Dónde se enmarca esta meditación? ¿Qué ideas la sustentan? ¿Con qué objetivo y con qué motivación se practica?

Seguramente uno de los casos más exagerados de la apropriación de la técnica sin tomar (ni repensar, ni intentar adaptar) el espíritu original es el llamado ‘mindfulness corporativo’, con el innovador Google en primera fila. Google ha diseñado el programa Search Inside Yourself, en el que se puede encontrar esto:

Desarrollado en Google y basado en las últimas investigaciones neurocientíficas, nuestros programas ofrecen entrenamiento en atención y mindfulness, formando las habilidades básicas de inteligencia emocional necesarias para el rendimiento óptimo y el liderazgo efectivo. Ayudamos a profesionales de todos los niveles a adaptarse, a equipos de gestión a evolucionar, y a líderes a optimizar su impacto e influencia.

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Un retiro casero

Desde que volví de mi periplo asiático que estaba deseando hacerlo. Sentía que necesitaba, de alguna forma, retirarme un tiempo breve para retomar más profundamente mi contacto con todo lo que hice en el viaje, para recoger frutos que había negligido un poco desde que puse lo pies otra vez en mi urbe natal. Quería recuperar esa “cosa” que vibraba en mí (perdonad que no sea más preciso) al salir de un mes de retiro cerca de la capital birmana de Yangon. Lo perfecto habría sido poder apartarme unos cuantos días fuera de la ciudad, pero no estoy de vacaciones; y como no quería rendirme por eso, decidí hacer algo que fuera mejor que nada: un mini retiro de fin de semana en casa.

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No iba a ser lo mismo que estar en un monasterio o centro de retiros (iba a estar en mi casa, con mis cosas de siempre y sin el apoyo de otra gente haciendo lo mismo que yo), pero podía intentar acercarme lo máximo posible a las condiciones favorables desde una actitud flexible y conciliadora. En retiro, todas las actividades se vuelven una meditación, todo es una ocasión para practicar. Obviamente la idea es ir incorporando eso a la vida diaria, pero hay que ir paso a paso. Rememoré las actividades que han llenado mis retiros: sesiones formales de meditación sentada, meditación caminando, ayudar cortando vegetales o fregando platos en la cocina, comer con atención o en silencio, leer, escuchar charlas de los maestros y asistir a las entrevistas individuales o de grupo (sesiones de preguntas). Y busqué para cada una de esas cosas un relativo casero.

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Meditación fuera de contexto (I)

[2 páginas]

Una de las cosas que más preocupan a los budistas tradicionales con la modernización y secularización del dharma es que ciertos aspectos de esta tradición se saquen de contexto. Es una preocupación legítima y comprensible. De hecho yo, personalmente, la comparto, aunque discrepe con algunos en cuanto a dónde está exactamente la frontera entre lo que es transformación y adaptación y lo que es degradación o empeoramiento. Una de las situaciones en las que coincido es en la descontextualización de la meditación. He encontrado en la fantástica revista “Tricycle” un artículo que me viene perfecto para introducir este tema, del que hace tiempo que quería escribir, escrito por Judy Lief, una discípula de Chögyam Trungpa Rinpoche. Empieza así:

“Todos tenemos ideas preconcebidas, puntos de vista. No tenemos sólo ideas, sino opiniones e innumerables juicios, especialmente acerca de los demás. Puede que aspiremos a liberarnos de esta trampa, pero a menudo lo que descubrimos es que sólo cambiamos un conjunto de prejuicios por otro.
La práctica de la meditación de la atención o conciencia plena no sucede en un vacío, sino en un cierto contexto y punto de vista. En la tradición budista, la meditación acostumbra a presentarse en el marco de punto de vista, meditación y acción. Cada una de estas tres cosas es esencial,”

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«¿Qué es esto?» El arte de preguntar

Martine Batchelor fue monja zen en Corea del Sur durante diez años, en los que cada año realizaba dos retiros de meditación de 3 meses como es tradicional en esa escuela. Actualmente presenta un enfoque secular y pragmático al budismo y recorre el mundo dando charlas e impartiendo cursos y retiros de meditación, habitualmente acompañada de su marido Stephen. Aquí un artículo suyo:

En la China del siglo sexto, las escuelas budistas eran bastante escolásticas y estaban centradas en las escrituras. Para alejarse de este enfoque académico y acercarse a la enseñanza original del Buda de practicar meditación y alcanzar el despertar en esta vida, la escuela zen desarrolló su práctica del koan, en la cual historias de despertares de monjes se convirtieron en puntos de partida para la indagación meditativa. Al preguntar y centrarse en una sola pregunta como método de meditación, los practicantes zen aspiraban a desarrollar una rica sabiduría de la experiencia.

En la tradición zen coreana, uno suele meditar en la pregunta “¿Qué es esto?” Esta pregunta proviene de un encuentro entre el Sexto Patriarca, Huineng (638-713) y un joven monje, Huaijang, quien se convirtió en uno de sus principales discípulos:

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El sexto sentido (budista)

Una idea budista que me interesó desde el principio es la de los seis sentidos. ¿Cuál es el sexto? La mente. Los textos hablan de seis posibles objetos: imágenes, sonidos, olores, sensaciones táctiles, sabores y pensamientos. Sea lo mismo que el cerebro o no, la mente se define como aquello que puede “conocer” y “pensar”, o que tiene la capacidad de captar pensamientos, así como los ojos o la visión captan imágenes. El concepto me puso del revés; pero tras el breve desconcierto inicial enseguida le vi la lógica.

Si bien es cierto que solemos entender el pensar como una actividad que realizamos, más equiparable a mover los dedos que a percibir un aroma, ¿cuántas veces los pensamientos parecen (por lo menos subjetivamente)  aterrar simplemente en nostros? Esto es especialmente cierto de la inspiración, que los griegos confiaban a las musas y tantos autores euroopeos han atribuído a Dios durante siglos. Cualquier lector que, como yo, se dedique a la creación artística, reconocerá fácilmente ese fenómeno de una idea “apareciendo” o “llegando”, habitualmente seguido de una maratón hacia el papel, el ordenador, la tela o el instrumento musical.


También los pensamientos incesantes y automáticos, el famoso y muchas veces atormentante “bla bla interno”, no se percibe como algo que hacemos, sino algo que nos sucede. Parece como si hubiera dos tipos de pensar: el voluntario y el involuntario. (Hablo a nivel subjetivo, no he estudiado ese capítulo del Abhidhamma, pero quiero tratar percepciones.)

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10 consejos para establecer una práctica de meditación

Los beneficios de la meditación vienen con la práctica regular, es decir, al incorporarla como una parte de tu vida. Éste es uno de los mayores retos del aprendizaje de meditar, así que aquí van diez consejos para establecer una práctica regular de meditación.

  1. Busca instrucción

    Puedes aprender técnicas de meditación de libros o CDs: hay algunos que están bien. Pero ayuda mucho aprender de una persona real o ir a una clase donde puedes hacer preguntas. Con el tiempo, ayuda tener amigos o incluso maestros que tienen más experiencia que tú en meditación.

  2. Elige una práctica que te funcione

    Existen muchas prácticas de meditación en la tradición budista (por no hablar de otras tradiciones). Necesitarás explorar las opciones disponibles; merece la pena experimentar un poco. Luego necesitas asentarte en la práctica, o la combinación de prácticas, que te funciona. Yo recomiendo mantenerla simple. No te dejes impresionar por grandes afirmaciones de que un particular enfoque es una práctica ‘superior’, y sé cauteloso con gente que afirme ofrecer un atajo al nirvana.

  3. Encuentra un horario regular para la práctica

    Quizás empieces pensando que debes intentar encajar la meditación en tu día de una forma u otra, pero establecer una práctica significa encontrar un horario que te funcione. Para mucha gente, la primera hora de la mañana, antes de que empiece el día, es un buen momento; otros prefieren el atardecer. Hay pros y contras para ambos, así que tendrás que experimentar.

  4. Prepara un lugar para meditar

    Puedes meditar en cualquier lugar, pero sentarte en medio del caos tiene un impacto, así que escoge un espacio que evoque el ambiente de la meditación. Unas flores, una vela o una imagen en una mesa pueden ser suficientes para fomentar la sensación de que estás poniendo a un lado las preocupaciones habituales. También ayuda dejar aparte los cojines o la silla que necesitas para meditar, y plantearse adquirir un cojín o taburete de meditación vale la pena.

  5. Habla con tu familia o tus compañeros de piso

    Para evitar que la gente te interrumpa o ponga música en cuanto empiezas a calmarte, habla con la gente con la que vives y hazles saber lo que estás haciendo. No te preocupes por si piensan que eres rara: si te notan más calmada o feliz cambiarán enseguida.

  6. Medita con otros

    Es difícil mantener cualquier hábito tú solo, por lo menos al principio. Todos necesitamos ánimo y guía. Muchas personas encuentran un sitio donde pueden meditar con otros: centros budistas, grupos de meditación, cursos de seguimiento. El budismo siempre ha puesto énfasis en el valor de la sangha o comunidad espiritual.

  7. Vete de retiro

    Los retiros son una oportunidad de escapar de todas las cosas que habitualmente llenan nuestras vidas. Varían en duración: puedes encontrar retiros de un día o retiros residenciales de un fin de semana o más. Simplemente estar tranquilo y meditar varias veces al día deja que todo se calme, para que tu experiencia pueda ser más profunda. En un retiro intensivo no haces demasiado a parte de meditar, pero también existen otras opciones menos exigentes.

  8. Lleva tu práctica fuera del cojín

    Si piensas en la meditación como algo que sólo ocurre en el momento de la práctica formal, será difícil de mantener. Busca maneras de mantener vivo el hilo de la atención y la meditación a lo largo del día. Hay diferentes prácticas (como la de la ‘pausa de tres minutos’) que te dan tiempo para detenerte y conectar con la atención o conciencia, y puedes encontrar maneras informales de hacerlo.

  9. Piensa en tus valores

    La mayoría de nosotros nos entusiasmamos cada cierto tiempo con un tipo de ejercicio o con el estudio de un cierto tema. Pero, mirando atrás, sólo manetenemos unos pocos de éstos: son aquellos que conectan con los valores centrales de nuestras vidas. Si puedes hacer esta conexión con algo que sea un impulso muy arraigado, como ayudar a los demás o comprender la verdad, o una preocupación apremiante como no deprimirte o ser más eficaz como padre, entonces tienes más números de poder sostener ese hábito.

  10. Sé paciente … y persistente

    Establecer una práctica regular de meditación es un proyecto a largo plazo. Puede que te saltes días, que te desanimes o que simplemente te olvides de la meditación por algún tiempo. La clave es continuar, no detenerse. Si te fuerzas a meditar cuando en realidad no te apetece, probablemente tendrás una reacción a toda la idea; pero si esperas hasta que sientas que sí tienes ganas para retomar tu práctica, quizás nunca suceda.

Fuente: http://www.wiseattention.org/blog/2012/06/12/ten-tips-for-setting-up-a-meditation-practice/

Vistas desde Beatenberg Meditation Center, Suiza.
Vistas desde Beatenberg Meditation Center, Suiza.


Basándome en este artículo y en las épocas en que mejor lo llevo yo, creo que las claves para conseguir esta regularidad en la práctica de la meditación, a parte de la reflexión acerca de los motivos, los beneficios y los valores, son mantener una práctica simple, sin un exceso de expectativas, encontrar el momento o momentos del día que mejor te funcionan, sentirse acompañado (tener amigos que meditan, asistir a un grupo de meditación regularmente, leer o releer de vez en cuando los libros que nos inspiran, o asistir cada cierto tiempo a un curso/retiro relacionado con la meditación) y encontrar ese punto de equilibro entre forzarse demasiado y ser demasiado autoindulgente, entre ser muy duro con uno mismo y ser demasiado blando. Varios maestros definen el esfuerzo correcto o apropiado (uno de los elementos del camino óctuple) simplemente como ‘seguir intentándolo’. Creo que la meditación es una de esas cosas a las que se puede aplicar aquella metáfora del pájaro entre las manos: si lo aprietas demasiado fuerte se asfixiará, si los sostienes demasiado suelto volará.


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